Época: Paleolítico Superior
Inicio: Año 38000 A. C.
Fin: Año 9000 D.C.

Antecedente:
Evolución y cronología

(C) Eduardo Ripoll



Comentario

El mismo manejo de los datos reunidos pacientemente por el abate Breuil tenía que abrir nuevas vías al conocimiento. Las dataciones de C14 y los adelantos conseguidos con nuevos métodos de excavación, hicieron que en los primeros años sesenta el sistema de Breuil fuera cuestionado por la mayoría de los investigadores. Le vino a sustituir el sistema cronológico-evolutivo de André Leroi-Gourhan que, contra lo que pudiera parecer, no está tan lejos del de Breuil, aunque los caminos para establecerlo fueron diferentes. La principal novedad es el haber fijado una secuencia evolutiva única, principalmente con la ayuda del arte mueble. El sistema de Leroi-Gourhan presenta una serie de períodos en los que se encadenan cuatro estilos básicos, según se sintetiza a continuación con una cierta amplitud, pues se trata del sistema actualmente de uso generalizado.
Período prefigurativo. Aunque es posible que hubiera existido -pero hay indicios como se ha dicho- no se conoce actividad artística en el Musteriense (hacia 50.000 años), acaso por haber sido realizada preferentemente sobre materiales perecederos. En el Chatelperroniense (hacia 35.000 años) se encuentran objetos de adorno, placas y huesos con líneas grabadas y abundante utilización del ocre, pero no existen, hasta el momento, representaciones identificables.

Estilo 1. Comprende las obras de arte pertenecientes al Auriñaciense (30.000 a 27.000), con imágenes sexuales realistas y animales de un estilo tosco. Hasta ahora se han encontrado sólo en Abri Cellier, Abri Castanet, Abri de Belcayre y La Ferrassie. Por este motivo los documentos son demasiado escasos para deducir unas constantes estilísticas. La técnica de incisión profunda contribuye al aspecto rudo de los grabados. Pero el realismo de las figuras sexuales no debe disimular su carácter simbólico muy elaborado. En realidad aquellas atribuciones están hechas sobre pruebas estratigráficas más que estilísticas.

Estilo II. Más abundantes que en el período anterior, las obras de arte todavía no son suficientes para establecer una precisa evolución cronológica. Este estilo se desarrolla durante el Gravetiense, el llamado ínter-graveto-solutrense y los comienzos del Solutrense (25.000 a 18.000). Constituye un momento de máxima expansión del arte paleolítico: desde El Parpalló en España hasta el río Don en Rusia. Al mismo tiempo es la época más rica en estatuillas humanas y animales y en arte mueble, y la de las primeras obras parietales de atribución segura. En ambos tipos hay una tendencia naturalista y otra de estilización.

En las cuevas, pinturas y grabados se limitan a las zonas de penumbra o primeras regiones oscuras, como en los casos de Pair-non-Pair, Gargas, La Croze á Gontran, La Grèze y Hornos de la Peña (santuario exterior). Probablemente pertenecen al Estilo II las cuevas de las cuencas del Ardéche y el Gard, concretamente las de Chabot, Le Figuier y la parte posterior de la cueva de Oulen. Obras de arte mueble con caracteres del Estilo Il, se encuentran en los yacimientos de Isturitz y del Abri Labattut, entre otros, que proceden de finales del Perigordiense. También responden a las tendencias del Estilo II algunas representaciones femeninas como las estatuillas de Lespugue o los bajorrelieves de Laussel. "Las representaciones femeninas están centradas sobre los detalles caracteríticos de su sexo, caderas, vientre y senos, de forma que las estatuillas presentan, para estas partes, unos relieves muy abundantes, mientras que la parte alta del cuerpo y las piernas disminuyen o son incluso completamente descuidadas" (A. Leroi-Gourhan).

A pesar de la larga perduración del período -7.000 años- y a su enorme extensión geográfica, sus obras de arte corresponden a una clara unidad estilística. Las figuras están construidas sobre una línea fuertemente sinuosa que representa el cuello y el dorso del animal -llamada curva cérvico-dorsal- y a ella se añaden los detalles específicos para caracterizar cada especie animal. Las astas y cornamentas se representan de perfil absoluto o de frente (perspectiva torcida). Hacia la parte baja de las imágenes los detalles desaparecen, de forma que las patas faltan o se representan con trazos simples.

Estilo III. El conjunto de obras de arte mueble de los Estilos I, II y III constituye sólo el 19 por 100 de las 600 piezas que Leroi-Gourhan admite que tienen una atribución cronológica segura. El 81 por 100 restante es propio del Estilo IV. Las del Estilo III son unas 30 piezas, o sea menos de un 6 por 100.

En el Estilo III subsisten normalmente los caracteres del II servidos por una técnica mucho más perfeccionada. Se siguen construyendo las figuras a partir de la curva cérvico-dorsal. Los caballos tienen un cuerpo alargado. En los bisontes, toros y cápridos se acentúa el volumen de la parte delantera. Las extremidades están detalladas hasta los cascos y las pezuñas, pero generalmente son cortas y hacen que los animales parezcan de poca altura. A causa de esto los cuerpos parecen de gran volumen, lo que ha hecho que, en ocasiones, se haya hablado de animales grávidos, cosa a veces difícil cuando éstos son evidentemente machos. Los detalles se unen a la imagen de una forma un poco artificial (que desaparecerá en el Estilo IV). Astas, cornamentas y pezuñas se presentan en diferentes perspectivas, desde la frontal y al perfil absoluto, pero la más frecuente es la perspectiva biangular oblicua, o sea la que el abate Breuil llamaba "perspective semitordue", o semi-torcida. En este período se alcanza una extrema calidad técnica y estética.

Dos buenos ejemplos del Estilo III los tenemos en los bajorrelieves de Roc de Sers y de Bourdeilles, que son del Solutrense, de hacia el 17.000. Otro ejemplo es Lascaux. En números redondos la fecha de Lascaux es el 15.000, o sea del Magdaleniense antiguo, pero la cueva fue frecuentada durante algunos siglos. En esta cueva, los animales del Estilo III van acompañados de signos cuadrangulares y claviformes. Estos se encuentran también en Gabillou con animales del Estilo III, pero con tendencia, en este caso, al Estilo IV antiguo. Lo propio ocurre en Villars, Pech-Merle, El Castillo, La Pasiega (primer santuario), Las Chimeneas, Altamira y La Peña de Candamo. Por tanto, dichos signos, y los animales asociados corresponden a las etapas que se desarrollan entre los Estilos III y IV. Como veremos, el Estilo IV antiguo está bien fechado por el arte mueble del Magdaleniense medio. O sea que el Estilo III cubre el Solutrense y el Magdaleniense antiguo (I y II), con fechas entre el 17.000 y el 13.000 de conformidad con las dataciones de C14.

Estilo IV. Un 78 por 100 de las obras de arte parietales paleolíticas pertenecen a este estilo y lo mismo ocurre con el arte mueble. Pero también hay que recordar que es muy difícil establecer la transición ente los Estilos III y IV.

En síntesis, las características de las representaciones animales en este período son las siguientes: tienen un contorno más próximo a la realidad fotográfica, pero con convenciones particulares, como las crines de los bisontes; astas, cornamentas y pezuñas están representadas por lo común en una perspectiva normal; y se van fijando las convenciones o codificaciones del modelado mediante líneas; raspados y manchas de color, por ejemplo en la M ventral de los caballos.

Los signos van tomando un aire más regional. En el Périgord hay signos cuadrangulares muy evolucionados que llegan a verdaderos tectiformes y a las heridas con dos trazos convergentes en V. En el Pirineo se pueden identificar varias etapas de claviformes (Marsoulas, Niaux, Trois-Fréres). En Niaux aparecen los signos con heridas (que en El Castillo son del Estilo III) y en Trois-Fréres los signos ovales. En España se pasa de los claviformes de Altamira a los del Pindal, para terminar en formas ovales. Las cuevas cantábricas tienen una cierta relación con el conjunto pirenaico, produciéndose un sincronismo aproximado.

El paso del Estilo IV antiguo al Estilo IV reciente (en fechas, hacia el 11.000/10.000) se establece con dificultad, aunque podría fijarse en la forma natural de la línea dorsal. Con ello, lo que proponemos se llame realismo fotográfico sería propio del Estilo IV reciente. Aunque con ciertas dudas, Leroi-Gourhan propone la identidad del Estilo IV antiguo con los Magdalenienses III y IV, y la del Estilo IV reciente con los Magdalenienses V y VI.

Al Estilo IV antiguo pertenecen los bajorrelieves de Angles-sur-I'Anglin y de Cap Blanc y el arte parietal de Les Combarelles, Rouffignac, Niaux, Le Portel, Tito Bustillo, El Pindal y La Pasiega (del período de los claviformes), todo del Magdaleniense III. Los grabados de Teyjat y las pinturas de la cueva de Las Monedas son del Estilo IV reciente, Magdaleniense V y VI.

En una parte de la literatura especializada, esta clasificación de Leroi-Gourhan, que hemos expuesto, aparece combinada con las siguientes denominaciones o períodos: primitivo que abarca los Estilos I y III; arcaico que comprende el Estilo IV; clásico referido al Estilo IV antiguo; y tardío al Estilo IV reciente.

Hacia el 9.000 a. C., al final del Paleolítico superior, el arte típico del Paleolítico desaparece de la Europa occidental con la emigración de los artistas-cazadores que le dieron esplendor.