Época: Grecia Arcaica
Inicio: Año 700 A. C.
Fin: Año 500 D.C.

Antecedente:
Aparición de los nuevos estados: la polis



Comentario

En el desarrollo de la poesía griega se perciben frecuentemente influencias orientales que contribuyen a la configuración definitiva de las formas líricas y a la integración de temas y tradiciones procedentes de diferentes lugares de Asia. Sin embargo, la definición de un período orientalizante pertenece más bien de manera tradicional al terreno de las artes plásticas. Al final del período geométrico, la nueva sociedad está en disposición de adoptar nuevas formas cerámicas, al tiempo que desarrolla los temas del mito acompañados de los elementos decorativos procedentes de Oriente. El aumento de los recursos y la frecuencia de los intercambios se conjugan para dar lugar al nuevo esplendor del arcaísmo.
En la cerámica pintada puede considerarse que la introducción de decorados florales y frisos con animales significan la incorporación precoz de elementos orientalizantes que marcarán el período subsiguiente en una transición gradual desde el final del período geométrico. En este terreno, fue Corinto la ciudad que mas claramente se orientó en la nueva dirección con el estilo denominado corintio de transición, en el que abundan las escenas de animales, así como las de combate movidas, punto de encuentro del nuevo sistema de combate hoplítico con las tradiciones míticas. Entre los productos del corintio de transición destaca el vaso Chigi, con la clásica escena de los guerreros hoplíticos, alineados uniformemente y cubriéndose unos a otros con el escudo redondo. La escena de Odiseo atacando al Cíclope Polifemo representa el ejemplo de escena mitológica en un vaso protoático, estilo desarrollado algo más tarde, a partir de mediados del siglo VII, pues en Ática el estilo geométrico fuertemente asentado debía de ofrecer mayor resistencia.

La formación de la ciudad sirve de escenario a la escultura monumental, donde se trasluce la ofrenda tradicional realizada en madera, el xóanon, de la colectividad primitiva, para convertirla en estatua de piedra, ofrenda de la joven (kore) o del joven (kouros) que se destaca como protagonista anual en las ceremonias donde la colectividad queda representada por el individuo, con lo que se da paso a que la familia aristocrática siga desempeñando un papel específico, pues son sus miembros los más capacitados para triunfar en los juegos o en la elaboración de los tejidos con que las jóvenes muestran sus habilidades para entrar en la comunidad de los mayores. Al mismo mundo pertenece la práctica de ofrecer calderos y trípodes metálicos ricamente adornados, símbolo en muchos casos de los viajes emprendidos por los grandes señores a tierras lejanas. Así se muestra su capacidad para realizar acciones benéficas en favor de los dioses o de los hombres que, individual o colectivamente, estén dispuestos a prestarles sus servicios.

La época arcaica es igualmente el periodo del desarrollo del templo griego, con su estructura geométrica, casa del dios, del que se desarrolla la fachada para dar acogida al público, en la ciudad o en las afueras, o en los grandes santuarios. Sus variaciones responden a los modos de manifestación del culto publico y los estilos van recogiendo la tendencia orientalizante, desde el dórico al jónico, cada vez más urbanizados, pero también adaptados a las formaciones sociales y políticas que caracterizarían el arcaísmo en su desarrollo. El templo de la divinidad poliada representa el mundo del espíritu colectivo, pero su monumentalización se basa en la capacidad de las grandes familias y de los tiranos para ejercer su influencia en la ciudad, que se convierte en campo de su acción benéfica y en objeto de su autoridad despótica.