Época: Totonacos
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
Totonacos y zapotecos
Siguientes:
El juego de pelota y el arte veracruzano

(C) Andrés Ciudad y María Josefa Iglesias



Comentario

Desde el punto de vista arquitectónico y escultórico público, El Tajín es el centro más importante de Veracruz durante el Clásico. Denominado así en clara referencia al dios totonaco de la lluvia, la vida del centro se distribuye en dos etapas sucesivas, alcanzando su florecimiento entre el 600 y el 1000 d. C.Ambos momentos se corresponden con dos tipos de asentamiento: el Tajín Chico, instalado entre colinas, y el Tajín, colocado a continuación en una zona de la llanura costera, aunque en ambos casos fueron necesarias grandes remodelaciones de terreno para albergar una población superior a los 10.000 habitantes.El área en su conjunto, al igual que ocurriera con los centros olmecas, está mal conocida arqueológicamente, a pesar de que en el pasado controlara recursos ambicionados por las poblaciones mesoamericanas -cacao, caucho, algodón, vainilla, conchas...-, y que en ella se emplazaran centros de gran importancia cultural.El centro se organizó según un patrón que recuerda a las ciudades mayas, a base de diferentes plazas y patios rodeados por edificios públicos con finalidades rituales, administrativas y funerarias de elite, distribuyéndose a lo largo de 5 kilómetros cuadrados en su etapa de esplendor. Los conjuntos de apartamentos multifamiliares y los edificios decorados con talud y tablero son muestra de la expansión teotihuacana y de las relaciones que existieron entre las dos ciudades.Las construcciones revelan un espíritu menos homogéneo y monolítico que el existente en Teotihuacan y Monte Albán. La adaptación a un terreno quebrado y las variaciones en altura y decoración producen un elegante efecto visual y dinámico al que contribuye el principal elemento decorativo: las cornisas volantes emplazadas en la parte superior de los basamentos de las pirámides.Esta decoración aparece de manera insistente en todos los edificios públicos, de los cuales el más relevante es la Pirámide de los Nichos, finalizada hacia el 600 d. C. Se trata de una construcción de 18 m de altura y seis basamentos decorados con talud y tablero en los que se alojan hasta un total de 365 nichos, que conmemoran el año astronómico. La escalinata, limitada por alfardas, está decorada con volutas, un elemento detectado en muchas regiones de Mesoamérica.Los materiales empleados en la construcción son los propios de la región: mampostería de arena, conchas marinas, maderas, y piedra para recubrir los edificios; pero su forma y su colocación sobre una estructura anterior, recuerdan cánones mayas. La planificación del centro, la edificación de estructuras piramidales sobre basamentos más tempranos, la utilización de la techumbre por aproximación de hiladas, y la decoración de la única estela existente en el sitio en un estilo tridimensional y con vestidos y elementos que recuerdan la escultura de la cuenca del Motagua, manifiestan que el centro tuvo conexiones especiales con algunas ciudades mayas, al menos a lo largo del Clásico Tardío.La Pirámide de los Nichos domina un conjunto de edificios templarios y residenciales techados con falsa bóveda y habitaciones con columnas, cuya decoración interna y la de sus fachadas guardan estrechas similitudes con los centros Puuc del Yucatán. En el Edificio de las Columnas, éstas están decoradas con danzantes, caballeros-águila, sacrificios humanos y numerales de barras y puntos relacionados con glifos de días que manifiestan la utilización en Veracruz del calendario de 260 días.Toda esta decoración se integra en un patrón de rollo-voluta, greca escalonada y cornisa volante, y en el uso de mosaicos y nichos que lograrán una gran difusión en el sur de Mesoamérica desde mediados del Clásico Tardío, alcanzando características internacionales que han llevado a ciertos arqueólogos a definir un área de interacción cultural y un período de tiempo concretos, denominados Tierras Bajas Costeras Periféricas y Clásico Medio, respectivamente. Este estilo se continuó en Veracruz durante el Postclásico, en sitios tales como El Castillo de Teayo y Misantla.