Comentario
El 14 de noviembre de 1945 empezó el proceso de Nuremberg, instituido por un Tribunal Militar Internacional. Encabezado por Estados Unidos, Reino Unido, Francia y la Unión Soviética, seguirían diecinueve países.
El Estatuto del Tribunal tuvo en cuenta tres categorías de crímenes: los crímenes contra la paz, los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad.
Durante el primer proceso, 22 grandes criminales serían juzgados. Hitler había muerto en su bunker y Himmler y Göebbels se habían suicidado.
Todos los acusados se declararon no culpables. Doce de ellos fueron condenados a muerte; tres, a cadena perpetua; cuatro recibieron diversas penas de cárcel, y tres resultaron absueltos. En su veredicto, el Tribunal declaró también criminales al partido nazi (NSDAP), las SS, la SD, y la Gestapo.
Después del proceso de Nuremberg hubo varios más contra industriales, médicos, altos dignatarios de la SS, miembros del alto mando del Ejército, responsables de matanzas contra la población civil y de las ejecuciones de rehenes. Sólo unos cuantos centenares entre decenas de miles de verdugos respondieron de sus crímenes.
De los quince mil responsables de la muerte de cerca de ciento veintisiete mil deportados en Mauthausen y sus kommandos exteriores, menos de doscientos pagaron con su vida. Los tribunales condenaron a un centenar; otro centenar, la mayoría eran kapos, fueron ajusticiados por los propios deportados en el momento de liberarse el campo.
En Dachau se condenó a treinta y seis nazis a la pena capital, y ocho de ellos fueron luego conmutados. En Flossenburg se acusó a cuarenta y cinco verdugos, quince fueron condenados a muerte, once a trabajos forzados y el resto a penas menores o absueltos.
Del millar de verdugos que había aproximadamente en Buchenwald, el juez instructor sólo consiguió procesar a treinta y uno. El principal responsable, el comandante Karl Otto Koch, había sido fusilado por la propia SS por haber sustraído varios bienes de la tesorería del campo. Su mujer, Ilsa, apodada "la hiena de Buchenwald", fue condenada a trabajos forzados, y en 1967 se suicidó.
De los treinta y un encausados en el proceso de Buchenwald, a veintidós se les condenó a la horca. Sin embargo, los procesos posteriores fueron cada vez más suaves con los acusados, debido al principio de la guerra fría entre la Unión Soviética y Estados Unidos.
De los cien mil verdugos causantes directos del asesinato a sangre fría de más de diez millones de inocentes, se ajustició a unos seiscientos. Los prisioneros de los americanos condenados a penas de cárcel fueron puestos en libertad entre 1949 y 1955, gracias a actos de clemencia del mando americano en Europa.
Gran número de culpables pudieron escapar al castigo, porque se escondieron en otros países y bajo nombre falso, o porque todavía no se les ha instruido ninguna acción judicial.
Los principios del Tribunal de Nuremberg, aprobados y sancionados por la Asamblea General de la ONU, declararon imprescriptibles los crímenes de guerra y contra la humanidad. Sin embargo, la ambigüedad jurídica en la República Federal Alemana permitió que millares de verdugos gozaran de impunidad e incluso que algunos de ellos ostentasen cargos relevantes en la Administración, el Ejército, la Policía y la Justicia.
También quedaron impunes numerosos miembros de los tribunales que condenaron a muerte a resistentes, antifascistas y adversarios del nazismo.
Los ex deportados del universo concentracionario nazi crearon, al ser liberados de los campos, numerosas organizaciones con el fin de que nada de lo que ocurrió en ellos fuese olvidado por la humanidad. Juraron contarlo al mundo para que la peor pesadilla de toda la Historia nunca pueda repetirse.