Época: Grecia ClásicaI
Inicio: Año 480 A. C.
Fin: Año 425 D.C.

Antecedente:
Consecuencias de las Guerras Médicas. Los jonios



Comentario

La consecuencia de esta nueva situación fue que terminara creándose una alianza distinta, Atenas y sus aliados, que, en el Egeo, tomaba las funciones de la Liga Helénica, aunque ésta continuara existiendo durante bastante tiempo. En sus presupuestos, definidos como un modo de liberación de los griegos, cabía incluir la organización de la venganza por las anteriores acciones de los persas, pero todos ellos se califican como pretextos atenienses por Tucídides. A la larga será, en efecto, un instrumento de dominio. Más difícil es definirla en sus inicios, pues la representación igualitaria en una koiné sýnodos, asamblea común, aparece, según la opinión de Hammond, contrapuesta a la asamblea ateniense, de modo que el sistema podría definirse como bicameral y esta asamblea tendría tanto poder como el conjunto de los aliados. En los presupuestos de la liga estaba el propósito de actuar todos juntos con los mismos amigos y los mismos enemigos, lo que sin duda podía traer consecuencias en el futuro, cuando Atenas tuviera nuevos enemigos diferentes a los persas.
Las medidas de la alianza se tomaron en la isla de Delos, lugar sagrado de los jonios, en el santuario de Artemis y Apolo, con todas las connotaciones religiosas que eso traía consigo, además de que justificaba ideológicamente la superioridad de Atenas, metrópolis de todas las ciudades jónicas. Allí se colocaría también el tesoro de la Liga, procedente del tributo, phoros, aportado por las ciudades de la alianza. En general, éstas pasaron a tener una aportación exclusivamente financiera, mientras que la aportación militar quedaría monopolizada por Atenas, con Samos, Lesbos y Quíos, cuya situación siguió considerándose durante mucho tiempo más igualitaria que la de las demás. El tesoro, situado en Delos, era desde el principio administrado por los helenotamías, funcionarios que siempre fueron atenienses. La colaboración está marcada desde el principio por una tendencia a la superioridad y al control por parte de los atenienses. De hecho, así Grecia quedaba dividida en dos alianzas diferentes y la liga Helénica se convertía en una ficción que, en la práctica, volvía a su naturaleza originaria como Liga del Peloponeso.

El organizador de la Liga fue Arístides, a quien se atribuye también por esto el calificativo de justo, pues se dice que consiguió una distribución equilibrada de las obligaciones. Esta afectaba sobre todo al phoros, que según Aristóteles se estableció en un montante de cuatrocientos sesenta talentos anuales, una vez calculadas las posibilidades de cada ciudad. No se sabe cuál era la mencionada distribución e incluso da la impresión de que esa suma total era más teórica que real, pues los documentos epigráficos que proporcionan datos sobre el tributo realmente pagado no coinciden en sus cifras. En algunos casos, las vicisitudes concretas pueden explicar las alteraciones, pero otras veces las incoherencias permanecen sin solución.