Comentario
En 1931, un oficial japonés fue hecho prisionero por soldados chinos en Manchuria, y ejecutado sumariamente como espía; después, mientras se realizaron conversaciones, una bomba puesta por los chinos destrozó la vía del ferrocarril surmanchuriano, de propiedad japonesa.
Fue la oportunidad esperada por los militares, que tenían preparado el dispositivo de invasión desde tiempo atrás. Ocuparon rápidamente Mukden, Changchun, Yingkov y Liaoyang con las tropas que custodiaban la línea férrea, desarmaron a las guarniciones chinas y, en pocos meses, tomaron toda Manchuria.
En 1911, la revolución china había derrocado al emperador niño Pu-Yi, que fue recogido y amparado por los japoneses en espera de utilizarlo. En 1927 ya decía la prensa nipona: "Manchuria no es territorio chino. Esa zona pertenecía en épocas antiguas a los manchúes y no a los chinos".
Tokio se presentaba como defensor de los dos millones de coreanos que vivían en Manchuria "tiranizados" por los chinos, aunque lo cierto era que muchos habían abandonado Corea para escapar de los japoneses.
Manchuria fue organizada como Estado independiente, Manchukuo, y Pu-yi, entronizado emperador según el antiguo rito manchú, con el nombre de Kang-te. La eminencia gris del régimen era el conde Uchida, presidente del ferrocarril surmanchuriano, pero los militares impusieron su protectorado y explotaron el nuevo Estado en beneficio del Ejército, a pesar de las protestas de los civiles en Tokio.
Manchukuo no fue reconocido por la Sociedad de Naciones, que los japoneses abandonaron en 1933. Después de Manchuria, ocuparon Mongolia interior y unieron los dos países y Corea con el nombre de Man-Mong, mientras los países colonialistas, agitados por la crisis económica, se desentendían de los asuntos asiáticos.
En 1934, Japón anunció que su Marina de guerra no se ajustaría a las limitaciones del Tratado de Washington.
Otro incidente, en 1937, fue el pretexto para invadir China y ocupar Pekín, Nankín y buena parte de la costa. El Gobierno chino de Chiang Kai-Chek se retiró a Chungking y organizó la resistencia dificultosamente, porque carecía de un ejército eficaz, aunque recibió algunas ayudas de Inglaterra, a través de Birmania; de Francia, por Indochina, y de la URSS, por el Turquestán.