Época: Normandía
Inicio: Año 1944
Fin: Año 1944

Antecedente:
El desembarco en Normandía

(C) Virginia Tovar Martín



Comentario

El 1 de enero de 1944 había ya en el suroeste de Inglaterra 250.000 norteamericanos mientras los británicos y canadienses se concentraban en la sureste. Todo el sur de Inglaterra -dice Eisenhower en Cruzada en Europa- era un gigantesco campamento militar, repleto de soldados que esperaban la orden final de marcha, y lleno de provisiones y equipo en espera de ser transportado a la lejana costa del canal de la Mancha. Toda la zona estaba aislada del resto de Inglaterra (...) Las exigencias de seguridad habían convertido el sur de Inglaterra y Gales en una zona reservada si no prohibida para la población británica, que veía mermada su libertad de movimiento, sobre todo desde el 10 de abril. El 26 de este mismo mes las fuerzas de invasión quedaron confinadas en esta zona.
Las relaciones anglo-norteamericanas eran sólo medianas en cuanto a la población civil, y quizá menos que medianas en lo que respecta a los mandos militares. Eisenhower, como dice Thompson, tenía que resolver gigantescos y difíciles problemas generales. Pronto manifestará cansancio y un leve pesimismo; pero era un hombre sencillo, quizá un poco inocente, afable y serio, con quien se podía dialogar, y que tenía un concepto de los británicos algo más elevado que otros militares americanos. Bradley era un hombre amigable con sus soldados, aunque un poco rígido en sus ideas. Montgomery, buen militar, no podía tragar a los yankees -ni a los franceses, ni a casi nadie-, era vanidoso, puntilloso, frío con sus subordinados.

Los británicos y los estadounidenses se mostraban muy diferentes entre sí, y en buena medida lo eran. Los segundos iban al desembarco bastante verdes y un poco mecánicamente; nadie los había expulsado de Europa, ni bombardeado su territorio, al contrario que a los franceses o a los británicos. No tenían un interés directo, ni siquiera psicológico, en la invasión. La demostración de riqueza material, el cuidado aspecto de los soldados, el buen trato que recibía la tropa de la oficialidad, y la constante preocupación de que comprendieran la "importancia básica de derrotar a los alemanes", desmoralizaba un poco a los soldados británicos, tratados más tradicionalmente (pero no mal) y un poco cansados de la guerra. Los británicos tenían más experiencia de combate, pero los norteamericanos estaban, en conjunto, mejor entrenados. Y los problemas concretos y a veces mezquinos que planteaban los militares británicos tenían escaso sentido para los americanos, que estaban haciendo una guerra total.

A primeros de abril de 1944 Montgomery presentó el plan general de invasión. Se trataba de asaltar las playas normandas al oeste del Sena, entre los ríos Orne (zona de Caen) y Vire (zona de Carentan) y ocupar una faja de terreno que incluyera, en una segunda fase, el puerto de Cherburgo y el importante nudo de carreteras de Caen. Mientras los británicos-canadienses atraían hacia sí al grueso alemán, los estadounidenses debían penetrar hacia al Sur y Oeste. El I Ejército estadounidense (mandado por el teniente general Omar Bradley) desembarcaría al oeste en las playas que habían recibido el nombre convencional de Utah (VII Cuerpo de Ejército, general J. L. Collins) y de Omaha (V Cuerpo de Ejército, general L. T. Gerow); el II Ejército británico, mandado por el teniente general M. C. Dempsey, desembarcaría al este, en la playa Gold (XXX Cuerpo de Ejército británico, teniente general G. C. Bucknall); el I Cuerpo de Ejército británico, mandado por el teniente general J. T. Crocker, desembarcaría en las playas Juno (canadienses), mandados por el general H. D. G. Crerar -I Ejército de Canadá- y Sword (británicos). (7) Las divisiones que desembarcarían, cinco (2 británicas, 2 estadounidenses, 1 canadiense, unos 50.000 hombres), serían precedidas, como sabemos, por tres divisiones aerotransportadas, 2 estadounidenses, la 101.ª y 82.ª, y una británica, (la 6.ª, que incluía a una brigada canadiense). Se desembarcarían también 1.500 carros, 3.000 cañones, 5.000 vehículos oruga y 10.000 vehículos más de todo tipo. A esta primera oleada le seguirían otras (3 divisiones en Utah, 1 división y parte de otra en Omaha, dos divisiones en Gold, en Juno una brigada, y en Sword una división y dos brigadas. (8)

En el plano estratégico era necesario machacar antes a los alemanes con bombardeos aéreos que quebrantasen las vías de comunicación y desorganizasen el sistema defensivo enemigo, reduciendo además su potencial bélico. En esto consistiría el "Plan de Transportes", decidido en febrero. Los ataques se efectuarían desde Gran Bretaña e Italia, contra Francia, Bélgica, Holanda y Alemania occidental. La supremacía aérea aliada era casi total. El general estadounidense C. Spaatz creía que bastarían los ataques aéreos estratégicos para doblegar a Alemania, y que la Operación Overlord era innecesaria. Es cierto que las destrucciones causadas por la aviación aliada eran ingentes hasta la fecha, y lo serán más aún durante la preparación del desembarco, llevando a las comunicaciones alemanas al borde del colapso; pero es cierto, como dicen los críticos, que se habían exagerado y se exagerará el éxito obtenido contra las industrias y las instalaciones militares, pues los alemanes seguirán produciendo material e incluso aumentado la producción en algunos casos. El Plan exigía bombardeos ininterrumpidos sobre el enemigo durante 90 días contra 72 objetivos cuidadosamente seleccionados (39 en Alemania y 33 en los mencionados países ocupados). Hasta finales de marzo el Plan consistió en reducir el potencial bélico y la moral alemanas; hasta el Día-D consistirá, además, en desarticular las comunicaciones, reconocer el terreno, acabar con el poderío naval y aéreo, y, en la fase del desembarco, proteger a los atacantes durante la travesía del canal y en las playas. Entre el 9 de febrero y el 6 de junio cayeron 76.200 Tm de bombas sobre los objetivos, que fueron destruidos en más del 65 por 100 y dañados en un 25 por 100 aproximadamente. En mayo se consiguió paralizar el sistema de señales alemán en Francia, dificultando casi totalmente el reconocimiento aéreo y naval (entre noviembre de 1943 y el Día-D se destruirán unos 5.000 aviones alemanes), y las destrucciones fueron tan grandes que hubieron de trasladarse 19.000 trabajadores de la Organización Todt (militarizados) desde la Muralla del Atlántico a otros puntos.

En mayo todo estaba prácticamente a punto para la invasión. La mayor fuerza militar de la historia esperaba sólo que fuese fijado el Día-D.

Mientras los Aliados se mostraban nerviosos, los alemanes en Francia aparentaban cierta seguridad en sí mismos, tras la Muralla del Atlántico, considerada por su creador, Hitler, como inexpugnable.

Los alemanes iban a oponer a los Aliados 60 divisiones -que en eficacia real resultaban ser no más de 35 (no más de 25 según Webbe y otros, lo que parece un poco exagerado), distribuidos por toda Francia. (9) Sea como sea, no eran muchas para defender los casi 5.000 Km de costas occidentales: una división cada 80-100 Km. Además, algunas unidades habían sido formadas con restos de otras, con reservistas, soldados en descanso e incluso por extranjeros (sobre todo del Este, y en particular rusos y ucranianos).

Disponían de menos de 2.000 blindados y escasa protección aérea, unos 500 aviones entre Francia, Bélgica y Holanda (realmente operativos sólo 400). El poderío naval había quedado muy reducido (y faltaban submarinos para vigilar y atacar a los asaltantes).

Y la Muralla del Atlántico ¿resistiría adecuadamente? Para Hitler, sí; para algunos generales como Rundstedt -según declaró después de la guerra-, no. Las fortificaciones sólo estaban completas en Calais (pero no en Normandía), sobre todo entre Amberes y Le Havre. (10) También Rommel pensaba que la "Muralla" era vulnerable, y que podría servir poco más que como "bluff", ante un ataque en algún punto de los 3.000 km de costa francesa. De ahí que Rundstedt aconsejase defender tan sólo los puertos y zonas vulnerables, para retardar la penetración y contraatacar.

Rundstedt había pedido refuerzos insistentemente a Hitler. Finalmente éste le envió a Rommel, el héroe del desierto, pero como mero inspector de fortificaciones (noviembre de 1943), que tomará un mando sólo en enero de 1944. Todo ello provocará cierta confusión en los mandos inferiores y en la tropa. Rundstedt había estimado siempre que los aliados atacarían en Calais y Dieppe, y desde la primavera éstos simulaban que iba a ser así; Hitler, sin embargo, -Hitler poseía a veces una sorprendente intuición-, y Rommel, consideraban, ya desde febrero, que el desembarco podría producirse en Normandía, tendiendo a Cherburgo; aunque la distancia de Inglaterra era mayor, el área estaba menos guarnecida y el factor sorpresa podía ser importante. En esto, los mandos alemanes se mostraron en desacuerdo entre sí sobre dónde concentrar las relativamente escasas fuerzas que deberían hacer frente a los invasores, y cómo utilizarlas. Runstedt y Guderian querían dejar el grueso de las fuerzas en Calais y sólo algunas unidades en Normandía, y concentrar reservas en la retaguardia, en la Zweite Stellung ó segunda línea, para enviarlas luego donde hicieran falta.