Época: II Guerra Mundial
Inicio: Año 1940
Fin: Año 1940

Antecedente:
La Gran Oleada

(C) Isabel Cervera



Comentario

Como todavía estaban en línea 70 divisiones francesas, cinco británicas y dos polacas, se estableció un segundo frente al norte de París, siguiendo el curso del Somme, el Aisne y algunos canales, hasta llegar al extremo de la línea Maginot. Los generales Buhrer y Prételat pidieron sacar a los soldados de sus madrigueras de hormigón para hacerlos combatir a campo abierto y el coronel De Gaulle solicitó atacar con algunas divisiones y los 1.200 carros con que todavía se contaba. Nadie le hizo caso y el Ejército francés continuó en defensiva; el 5 de junio, los alemanes atacaron de nuevo; en dos días hundieron el frente y, el 9, llegaron al Sena y lo cruzaron. Las fuerzas panzer habían recibido nuevos tanques, se habían repuesto del desgaste y realizaron el avance más rápido de la historia, la división de Rommel llegó a cubrir 240 kilómetros en un día. Las 130 divisiones de infantería, que marchaban tras las panzer, apenas habían combatido y sólo padecían el cansancio de la larga marcha. La Wehrmacht podía ocupar rápidamente toda Francia, porque los ejércitos aliados estaban destrozados. El 10 de junio, Mussolini se colgó del carro del vencedor, declaró la guerra y ordenó atravesar la frontera francesa.
Los franceses se organizaron en posiciones aptas para defenderse en todas direcciones, pero los alemanes pasaron entre ellas a toda velocidad y sin atacarlas. En aquellas seis semanas, los aliados no habían sido derrotados por la superioridad militar alemana sino por el frenético ritmo de sus operaciones. Churchill indicó al Gobierno Reynaud la conveniencia de trasladarse a Africa con 500.000 soldados para continuar la guerra y le ofreció la unión política con Gran Bretaña. Con las carreteras atascadas por las columnas de refugiados, el Gobierno huyó primero a Tours y luego a Burdeos. Los alemanes entraron en París el 14 de junio; Reynaud dimitió y Lebrun, presidente de la República, ofreció la formación de un nuevo Gobierno a Pétain, mariscal de ochenta y cuatro años, héroe de la Gran Guerra y embajador en Madrid hasta el último mes de mayo, en que regresó a París para ser viceministro.

El 17 de junio Pétain transmitió a Hitler una propuesta de armisticio y, el 22, en el mismo vagón de ferrocarril donde se había firmado la capitulación alemana de 1918, se formalizó la rendición de Francia. Parte del país quedaba ocupada por los alemanes, el Etat Français conservaba 40 departamentos, la Flota, el Imperio, 100.000 soldados en la metrópoli y 180.000 en las colonias. Los refugiados políticos debían ser entregados a los alemanes, se consideraba francotirador al francés que combatiera contra Alemania bajo otra bandera y los prisioneros de guerra no serían liberados hasta el tratado de paz, que no se firmó jamás.

Como París pertenecía a la zona ocupada por los alemanes, el Gobierno Pétain se instaló en la ciudad balnearia de Vichy. El viejo mariscal se convirtió en jefe del Estado y Hitler le impuso la colaboración con Alemania, aunque jamás logró convertirlo en un aliado que declarase la guerra a Gran Bretaña.

Sólo sobrevivió un débil rescoldo de desacuerdo francés: De Gaulle no aceptó la rendición, rompió con sus superiores y huyó a Inglaterra. En Francia, un consejo de guerra lo condenó en rebeldía; en Inglaterra sólo cosechó vacilaciones del Gobierno de Churchill y negativas de los mandos coloniales cuando intentó atraérselos. El 18 de junio, ante sólo 200 personas reunidas en el Olimpia de Londres, anunció su propósito de luchar hasta la liberación y, el 14 de julio, aniversario de la toma de La Bastilla, revistó un destacamento francés, depositó flores en el monumento a Foch y adoptó la Cruz de Lorena como símbolo de la Francia Libre. Por fin, el 7 de agosto, el Gobierno británico le reconoció concediéndole uniformes, equipos y dinero para mantener un contingente de 7.000 hombres armados, cuyo número aumentaría progresivamente, gracias a los refugiados en Inglaterra, donde De Gaulle organizó un pequeño Gobierno en el exilio.