Comentario
Otra de las versiones del enfriamiento de la imagen en tomo a los años sesenta es el arte pop. Como lo definió Richard Hamilton, uno de sus iniciadores en Inglaterra, en una carta que escribió a Peter Smithson, a principios de 1957, "El arte pop es popular y destinado a un público amplio, pasajero y efímero, fácil de consumir y de olvidar, barato, producido en serie, joven y querido por la juventud, espiritual, sexy, llamativo, simpático, un negocio redondo".Los calificativos que emplea Hamilton (quizá con excepción de espiritual) hubieran hecho llevarse las manos a la cabeza a los artistas de la generación anterior, a los informalistas europeos y a los expresionistas abstractos americanos. Pero los tiempos habían cambiado, la recuperación económica era un hecho y el consumo que traía aparejado se iba a convertir en la característica definitoria de esta nueva sociedad. A estas novedades responde el pop y, por eso, su desarrollo es mayor en las sociedades más avanzadas también desde el punto de vista económico: los países anglosajones, Estados Unidos en primer lugar, e Inglaterra en segundo. En el resto de Europa la presencia del pop es menos fuerte y se carga de connotaciones que le acercan a otros movimientos o le hacen tomar otros nombres.El pop toma sus temas de la cultura popular, de la calle, tal como los transmiten los medios de masas, con preferencia por los lugares comunes y los estereotipos (la Coca-Cola, Marilyn, la fábrica Disney...); sus imágenes son las imágenes de las revistas ilustradas, la televisión, el cine, las vallas publicitarias, sin nada que ver con los grandes misterios de la vida; frívolas, intrascendentes y superficiales, no requieren una visión lenta y pensada, sino un vistazo rápido y superficial. Lo que interesa no es la realidad de las cosas, es su representación, su imagen; "el medio es el mensaje" había escrito Marshall McLuhan, el filósofo del pop, que publicó en 1962 su Galaxia Guttenberg.El pop se integra plenamente en el modo de producción industrial contemporáneo. Los procedimientos artísticos son procedimientos industriales: las imágenes se fabrican en serie y se venden como productos de supermercado; los objetos nuevos atraen la atención de los artistas porque colman algunas de sus aspiraciones: lo que podemos comprar en los grandes almacenes es nuevo y además impersonal -imposible de diferenciar del paquete vecino-. El artista -omnipresente y apasionado en cada una de sus obras informalistas- se oculta ahora y deja fríamente que sean ellas (los objetos) los protagonistas, de la misma manera que se oculta el diseñador industrial que hace un nuevo plato o una vitrina para exponer paquetes de arroz. Nada de emotividad, expresividad o manifestación del yo. El artista pop pretende que su obra parezca una obra producida por la industria, hecha en serie. "Quiero ser una máquina", dice Warhol, y las pinturas de Lichtenstein parecen tebeos para gigantes, salidos de una imprenta hecha a su medida. Sin embargo, las cosas no son tan sencillas y el mismo artista que dice querer ser una máquina vive y se comporta como una estrella de Hollywood, atrayendo él, su persona y sus actitudes a los mismos medios de comunicación que le suministran el material para su trabajo. El camino que había iniciado Duchamp -y Dalí también, de otro modo- se ensancha y se asfalta con Warhol.Formalmente el arte pop busca la máxima simplificación, tomando como base los procedimientos de la publicidad y de la imprenta: grandes formatos -algo que ya había iniciado Pollock en sus telas-, una gama de colores limitada -en muchos casos la cuatricromía de la imprenta, nada más-, el aislamiento, el enmarque y la repetición de los objetos y, aunque las imágenes pop hagan pensar lo contrario, la elaboración cuidadosa de las obras. Desde el momento en que el tema es todo aquello que nos rodea y que hasta ahora había sido despreciado como material no artístico, el trabajo consiste en elegir, manipular, reproducir. Por eso en el pop tiene tanta importancia la copia, la reproducción y la cita.Naturalmente, no todas estas notas son válidas para todos los artistas pop ni resulta fácil equiparar el pop inglés al americano. Y, aunque las primeras imágenes sean inglesas (de Paolozzi o Hamilton), pronto es el pop de Estados Unidos el que deja notar su peso sobre el inglés. Pero lo que sí comparten ambos es la finalidad: atraer la atención del espectador sobre todas aquellas cosas que la alta cultura había desdeñado. "Lo que define al pop -dice Lichtenstein- ante todo el uso que hace de lo que se ha despreciado".El pop tuvo el gran momento en los años sesenta y su consagración se produjo en la Bienal de Venecia de 1964 y la Documenta de Kassel de 1968. El apoyo fue inicialmente de galeristas y coleccionistas, y Leo Castelli es un nombre ligado de manera indisoluble al movimiento, pero también R. Bellamy de la Green Gallery les apoyó pronto. Las críticas aparecieron antes en la prensa diaria que en las revistas de arte y las primeras críticas especializadas no pudieron ser peores. Max Kozloff abrió la veda en "Art International", a principios de 1962 llamándoles nuevos vulgares (neto vulgarian). Ese mismo año, en otoño, se publicó el primer artículo en defensa del pop, de G. R. Swenson.El pop conseguía algo que no había podido conseguir el expresionismo abstracto: hacerse entender por el espectador, dejarse leer, y éste era un factor importante para su aceptación; sin embargo el hecho de utilizar imágenes populares -vulgares-, de baja cultura y hacerlo con procedimientos tradicionalmente considerados no artísticos, provocaba el rechazo de un sector del público.