Comentario
El conjunto de transformaciones que se operan en Hispania durante el Alto Imperio en los planos político, económico y social son indisociables de los correspondientes en el orden religioso y cultural; su importancia radica esencialmente en el hecho de constituir un elemento de cohesión entre Roma y el emperador como centros del Imperio y el mundo indígena de las provincias hispanas heterogéneo en sus concepciones religiosas y en sus expresiones culturales y lingüísticas. La implantación de la religión romana, la difusión de la lengua latina y puntualmente de la griega o la proyección de la cultura helenística se realiza de forma desigual tanto en lo que se refiere a su dimensión espacial como social, pero crea una cultura común, que, asimilada por las elites locales y provinciales, potencia la unidad del Imperio.