Época: Reconquista
Inicio: Año 711
Fin: Año 900

Antecedente:
De Covadonga a la Reconquista



Comentario

Las victorias de Covadonga y Poitiers poco habrían significado sin la guerra civil que enfrenta a árabes y norteafricanos o beréberes a partir del año 739 y permite consolidar el reino astur al ser derrotados por los árabes los beréberes de las guarniciones situadas de la Meseta Norte que, desguarnecidas, son atacadas por los astures y los pobladores cristianos de las mismas llevados, al decir de los cronistas, hacia el Norte. Posiblemente estos cristianos repatriados contribuyeron a repoblar las tierras del reino astur, que se extiende por Galicia en la parte occidental y llega hasta las tierras vasconas de Álava y, sin duda, reavivaron en el Norte las casi olvidadas, tal vez nunca bien conocidas, cultura, costumbres y formas de vida visigodas que incluyen una cierta centralización del poder y la consolidación de la servidumbre. Contra la primera reaccionaron en tiempo de Fruela I (747-768), hermano y sucesor de Alfonso, vascones y gallegos que habrán de ser sometidos militarmente, y militarmente serán reducidos por Aurelio (768-773) los siervos sublevados contra sus señores.Por estos años, la llegada de Abd al-Rahman I a al-Andalus ha servido para poner fin a los enfrentamientos internos y permite a los musulmanes intervenir de nuevo en Asturias, de cuyos reyes puede afirmarse, con los cronistas cristianos, que durante al menos quince años tuvieron relaciones pacíficas con los musulmanes y que estuvieron controlados por éstos. Esta sumisión puede explicar que se sitúe en estos años el mítico Tributo de las Cien Doncellas, leyenda según la cual cada año el rey de Asturias ha de dar al emir de Córdoba, entre otros tributos y regalos, cien jóvenes que pasarían a engrosar el harén de los jefes musulmanes. La existencia de un activo mercado de esclavas rubias del Norte en Córdoba y la entrega, documentada, de princesas cristianas como esposas o concubinas de emires y califas hace creíble la leyenda.En los años de Alfonso II el Casto (788-843), coincidiendo con las primeras revueltas muladíes en las zonas fronterizas de Mérida, Toledo y el Valle del Ebro, el reino astur se defiende con éxito y pasa a la ofensiva con resultados militares tan favorables que, años después, serán atribuidos a la intervención del apóstol Santiago en la legendaria batalla de Clavijo, que pone fin al Tributo de las Cien Doncellas y sirve a los cronistas como prueba irrefutable del apoyo divino a los reyes de Asturias.El Tributo y Clavijo son símbolos, respectivamente, de la sumisión y de la oposición del reino a los emires cordobeses, sumisión y oposición que tienen una de sus manifestaciones visibles en el campo eclesiástico: la ocupación musulmana ha respetado la organización eclesiástica visigoda, el arzobispo de Toledo es la cabeza de esta Iglesia bajo el control de los emires, y mientras no se rompa la dependencia de la Iglesia astur respecto a Toledo no podrá hablarse de independencia política. La unidad eclesiástica peninsular se quiebra cuando la iglesia toledana acepta las teorías adopcionistas, cuyo autor parece haber sido el monje Félix, promovido al obispado de Urgel el año 782. Sus teorías fueron aceptadas por los obispos mozárabes reunidos en el concilio de Sevilla el año 784, bajo la dirección de Elipando de Toledo, al que muchos consideran si no el autor sí el máximo defensor de la teoría adopcionista, contra la que combatirán en Asturias el obispo Eterio de Osma y el monje Beato de Liébana, autor de unos comentarios al Apocalipsis de san Juan de los que se hicieron diversas copias, magníficamente ilustradas, que hoy conocemos como Beatos, por el nombre de su autor.El adopcionismo, teoría según la cual Jesucristo es hijo adoptivo de Dios en cuanto a la naturaleza humana, se convierte en objeto y pretexto político: quienes se oponen a la sumisión a los emires cordobeses se unen alrededor de uno de los nobles de la familia real, Alfonso, partidario de romper la vinculación con Córdoba-Toledo y, lógicamente, apoyado por Beato y Eterio. Con el triunfo político de Alfonso II, termina la vinculación con al-Andalus, el adopcionismo es considerado herético, la iglesia asturleonesa abandona su dependencia respecto a la iglesia primada de Toledo y se afianza la repoblación del territorio.