Época: Reconquista
Inicio: Año 711
Fin: Año 900

Antecedente:
De Covadonga a la Reconquista



Comentario

La expansión de los francos hacia los territorios visigodos, iniciada en la batalla de Vouillé -507- tiene su continuidad en Poitiers -732- y en las campañas que llevan a la ocupación de Provenza -759- y Aquitania -760-768-; años más tarde, el rey franco Carlos el Grande -Carlomagno- intenta proteger su territorio ocupando la vertiente sur de los Pirineos y envía una expedición que será atacada y destruida en Roncesvalles -778- donde hallará la muerte Roldán; su historia y hazañas han sido inmortalizadas en la Chanson de Roland, que tiene como réplica hispana el Poema de Bernardo del Carpio.La campaña del 778 tiene como uno de sus objetivos someter a los vascones de Pamplona, y serán éstos los que ataquen la retaguardia franca y consigan alejar a los carolingios de los Pirineos orientales durante treinta años. Frente a los carolingios y frente a Córdoba, frente a los dos poderes del llano, tendrán los montañeses de Pamplona la ayuda de los banu Qasi del Ebro hasta que el valí de Huesca ponga fin a la revuelta muladí el año 806. Tras la muerte del valí, Carlomagno logró ocupar Pamplona, pero su dominio fue de corta duración. Con la ayuda, una vez más, de los muladíes del Ebro los Arista, dirigidos por Iñigo Iñiguez, expulsaron de Pamplona a los carolingios (816) y derrotaron a un nuevo ejército enviado por los francos ocho años más tarde, fecha en la que podemos considerar perfectamente consolidada la independencia del segundo foco de resistencia al dominio musulmán, el reino de Pamplona.Unos años antes -810- el conde franco Oriol o Aureolo puesto al frente de Aragón por Carlomagno, fue sustituido por un indígena, Aznar Galindo, con el que se inicia la historia de los condes independientes de Aragón, obligados a un difícil equilibrio entre sus vecinos muladíes, cordobeses, carolingios y pamploneses, tan pronto aliados como enemigos. Navarros y aragoneses se independizan al mismo tiempo de los carolingios, pero mientras los segundos se mantienen en un cierto estado de subordinación al Imperio, que se refleja en el título condal de sus dirigentes, los primeros forman una monarquía: sus jefes toman el título de reyes, con el que destacan su independencia frente a los carolingios y frente a los emires de Córdoba.El fracaso carolingio del 778 tuvo una compensación en los movimientos anticordobeses iniciados en Gerona y Urgel-Cerdaña, cuyos habitantes buscaron la alianza de los francos contra los musulmanes y aceptaron la autoridad carolingia en el año 785. Abd al-Rahman I, ocupado en pacificar sus dominios, no pudo intervenir, pero su hijo Hisham recuperó las comarcas sublevadas y saqueó los territorios francos entre Narbona y Toulouse. El peligro musulmán era demasiado grave para los carolingios, y Carlomagno presionó sobre Urgel, donde sus ataques coincidieron con la división de la Iglesia visigodo-musulmana a propósito del adopcionismo. Félix de Urgel, combatido por Alcuino de York, es condenado por los concilios convocados por Carlomagno, y monjes y obispos francos evangelizaron la comarca urgelitana, que rompió su vinculación con Toledo y pasó a depender de Narbona completando de este modo la intervención militar carolingia en la zona pirenaica, donde las tropas de Carlomagno ocupan en los años inmediatamente posteriores, además de Aragón y Pamplona, los territorios de Pallars, Ribagorza, Cerdaña, Barcelona, Gerona y Vic.Aunque también en Pallars-Ribagorza, Urgel-Cerdaña, Gerona, Vic o Barcelona puede hablarse de una cierta resistencia al dominio carolingio, la vinculación con el Imperio se mantuvo y habrá que esperar a los años finales del siglo IX para hablar de una relativa independencia de los condados catalanes, independencia que va unida, según recuerdan las Gestas de los Condes de Barcelona, a la lucha contra los musulmanes: "Vifredo, el primer conde independiente, pidió ayuda al rey para expulsar a los musulmanes pero éste, ocupado en negocios más urgentes, no pudo dársela y le hizo la siguiente propuesta: si él solo era capaz de expulsar a los musulmanes, el honor (el condado) de Barcelona permanecería para siempre en sus manos y en las de sus herederos... Vifredo... expulsó a los agarenos hasta la frontera de Lérida y poseyó como propio el condado tan valientemente conquistado. He aquí cómo el honor de Barcelona pasó de la potestad real a manos de nuestros condes..."Estos condes son, realmente, los encargados de impedir los avances musulmanes sobre las tierras carolingias, y su papel militar explica la concesión de poderes extraordinarios o la unión de varios condados bajo una misma persona, por lo que ha llegado a hablarse de una cierta unificación del territorio catalán, que habría formado lo que se ha dado en llamar la Marca Hispánica, nombre en el que se ha querido ver un reflejo de la unión, bajo un marqués, de todos los condados catalanes, que tendrían unidad política desde el siglo IX, aunque el término parece indicar, simplemente, la existencia de una marca o zona fronteriza del Imperio carolingio, carente de unidad política como lo demuestra la historia de los diversos condados, tan pronto unidos por disposición real o por la acción de personajes concretos, como divididos y fragmentados por decisión del titular del condado, que le concede la misma consideración que a cualquiera de sus bienes y como a éstos lo divide entre sus herederos. Puede verse la mejor prueba en el testamento político del primer conde independiente: al morir, en el año 897, deja a su hijo Sunifredo el condado de Urgel; a Miro II los de Cerdaña y Besalú; y a Vifredo Borrell y Suñer, conjuntamente, los de Barcelona-Gerona-Vic, que se mantendrán unidos y serán el núcleo de la futura Cataluña.