Época: Arte Antiguo de España
Inicio: Año 600 A. C.
Fin: Año 218 D.C.

Antecedente:
La Ampurias griega

(C) Enric Sanmartí-Grego



Comentario

El tejido urbano emporitano, que es pródigo en estructuras de tipo doméstico, lo es menos, si exceptuamos, claro está, los santuarios, en cuanto a lo que atañe a los edificios destinados a la vida comunitaria. Sin embargo, las antiguas excavaciones pusieron de manifiesto la existencia de un centro urbano helenístico compuesto por un agora, una sota y un mercado anexo, que constituyen un conjunto único en la arqueología peninsular de época clásica.
Los edificios que lo componen se hallan situados en el tercio septentrional de la ciudad, allí donde confluyen las dos vías principales de la misma y obedecen a un programa urbanístico realizado a mediados del siglo II a. C., para lo cual hubo que construir sobre los restos arrasados de un barrio anterior. Este conjunto ocupa menos de la mitad de una hectárea y se define como una plaza porticada de 52 x 40 m en cuyo costado norte se levanta una magnífica stoa de doble nave, probablemente de dos pisos, en cuyo fondo se hallan situadas una serie de estancias que se interpretan como tabernae, dos de las cuales poseen sendas cisternas. En el costado oeste de la plaza se conservan aún dos basamentos simples y uno doble, probables bases de altar, que evocan uno de los caracteres del agora: el religioso. El aspecto comercial queda puesto de manifiesto por la stoa y también por un pequeño mercado anexo a la plaza, situado junto a su ángulo sudoeste, compuesto por una serie de tabernae de cuyos tejados procedía el agua de lluvia que alimentaba una gran cisterna pública situada en el centro del patio que ellas mismas delimitaban.

Este fue, sin duda, el centro neurálgico de la ciudad autónoma emporitana, allí donde, hasta la absorción de la misma por la ciudad romana, con la consiguiente promoción política de su foro, las instituciones de la polis tomaban las grandes decisiones que afectaban al cuerpo social de la ciudad.