Época: Reinado Carlos IV
Inicio: Año 1788
Fin: Año 1808

Antecedente:
La crisis del cambio del siglo

(C) Enrique Giménez López



Comentario

Los desarreglos económicos en materia agrícola, industrial y comercial no dejaron de repercutir negativamente en la población. Los estudios de Vicente Pérez Moreda han demostrado que se recrudecieron durante el reinado de Carlos IV las crisis de sobremortalidad como consecuencia de las dificultades alimentarias de los noventa, si bien no fueron las crisis de subsistencia las que en mayor grado contribuyeron a mantener elevada la mortalidad. Enfermedades endémicas, como el paludismo, la viruela o el tifus, o enfermedades epidémicas nuevas como la fiebre amarilla, que en 1804 afectó simultáneamente al interior de la Meseta y a las costas del sur y del sureste, tuvieron una gran incidencia durante el tránsito del siglo XVIII al XIX; el balance de los avances logrados en el XVIII para mitigar la mortalidad fue, por tanto, pobre. En la década de los ochenta el paludismo sobrepasó el ámbito litoral mediterráneo, donde era endémico, y afectó a Castilla la Nueva y posteriormente a Extremadura, sin que la quina lograra sustituir como terapia a remedios tan tradicionales e ineficaces como las sangrías o la ingestión de refrescos.
A fines de la centuria, todavía la mortalidad infantil afectaba a un 25 por ciento de los nacidos en el primer año de vida, ocasionada por la falta de higiene, alimentación deficiente o enfermedades, y este porcentaje aumentaba hasta el 35 por ciento antes de los siete años, alcanzando porcentajes superiores al 80 por ciento en las inclusas donde se depositaban los niños expósitos, como ha señalado Carlos Álvarez Santaló. Una esperanza de vida de tan sólo 27 años, frente a los 25 años del siglo XVII, es suficientemente expresiva de la modestia que habían alcanzado las transformaciones operadas en los mecanismos demográficos en el Setecientos español, donde pervivían muchos elementos propios del ciclo demográfico antiguo.