Comentario
Desde la década de los años setenta era ya perceptible un cierto cansancio en los sectores productivos, y un debilitamiento del crecimiento demográfico. La agricultura, la ganadería, las manufacturas y el comercio se vieron afectados gravemente por los conflictos bélicos que retraían recursos e interrumpían las relaciones económicas con el exterior, sobre todo con América, incidiendo en los ritmos demográficos y en el incremento de la conflictividad social. La crisis financiera, inducida también por los acontecimientos bélicos, puso a la monarquía absoluta al borde mismo de la bancarrota.