Comentario
Por la firma de la Paz de Basilea (1795) del gobierno español con el francés, el primero cede Santo Domingo al segundo con lo que Francia, que ya dominaba Haití, completa la posesión de la antigua isla Española. Al mismo tiempo que tiene lugar la guerra de independencia en España, se produce un correlato de guerra de independencia dominicana (1808-1809) contra Francia, lo que permite su vuelta a España hasta 1822. En este último año se incorpora a Haití hasta 1844, en que se hace independiente. Los dominicanos solicitan su reincorporación a España, cosa que ocurre efectivamente en 1861, pero con tan poca fortuna que una sublevación antiespañola lleva a la separación definitiva en 1865.
La confusa intervención en México se fraguó en las cancillerías europeas de París y Londres, a las que se unió el gobierno español. El pretexto de Francia e Inglaterra, que deseaban una zona de influencia en América, fue el dotar a México de un gobierno estable y fuerte después de que, en 1860, el radical Benito Juárez derrotase a los moderados. España se vio perjudicada por la expulsión del embajador español y por la suspensión del pago de las deudas contraídas. En todo caso, España se sumó a la idea de intervención para no dejar que las dos potencias actuasen sin su concurso. La intención inicial era pacificar el país, para la continuación, dejar que los mexicanos constituyesen libremente su gobierno. Así se firmó en Londres (octubre de 1861), un pacto por el que España aportaría 6.000 hombres, 3.000 Francia y 700 Gran Bretaña. Este último país enviaría también una flota. Cuando el cuerpo expedicionario dominaba buena parte de México, el General Prim firmó con Juárez la Convención de La Soledad (febrero de 1862), por la que se iniciaban conversaciones para llegar a un acuerdo. Francia rechazó la Convención, puesto que se oponía a sus planes no declarados de imponer al archiduque Maximiliano como emperador. La falta de acuerdo entre los aliados europeos llevó al comandante de las tropas españolas, el General Prim, al abandono de México. La Francia de Napoleón III, que retiró su embajador en Madrid, continuó la guerra hasta que logró colocar en el nuevo trono a Maximiliano, quien fue ajusticiado en junio de 1867.
Las intervenciones de España en Santo Domingo y México habían suscitado ciertas suspicacias en algunas repúblicas americanas, especialmente en Perú, país con el que desencadenó un conflicto en el que participó una parte de la flota española y que afectó a toda la costa del Pacífico entre 1862 y 1871. El armisticio entre Perú, Ecuador y Chile con España solucionó el enfrentamiento armado, pero dejó latente por muchos años la desconfianza respecto a la actitud española.
La expedición a la Cochinchina -costa asiática continental que encara el archipiélago filipino- fue motivada por la matanza de misioneros que indujo al Cónsul español en Macao a solicitar apoyo francés y a los gobiernos francés y español a enviar fuerzas.
España actuará, entre 1858 y 1863, como potencia subalterna enviando barcos y hombres del ejército de Filipinas. Según Becker España procedió con verdadera candidez, de lo cual se aprovechó Francia para recabar todas las ventajas.
Efectivamente, Francia obtendrá ventajas territoriales que sentarán las bases de su dominio en la península de Indochina. España obtiene libertad religiosa para los cristianos y libertad de comercio en tres puntos, así como una indemnización de guerra (si bien tarde y mal pagada) por el Tratado de Saigón de junio de 1862.
La Guerra de África (1859-1860) fue la acción más importante del Gobierno Largo de O'Donnell. Los problemas con Marruecos se venían sucediendo desde 1843, a raíz de la ocupación de algunos territorios colindantes con la plaza de Ceuta y que podrían poner en peligro su defensa. Las escaramuzas se sucedieron periódicamente. La ocasión del comienzo de hostilidades (octubre de 1859) fue uno de estos conflictos fronterizos provocados por la situación irregular del Imperio marroquí en las inmediaciones de nuestras plazas de soberanía, Ceuta en este caso.
Militarmente, la guerra consistió en el avance sobre Tetuán. Tomaron parte en la expedición 45.000 hombres bajo el mando supremo de O'Donnell . Posteriormente se produce la victoria de Wad-Ras (23 de marzo de 1860), el combate más sangriento de la guerra que abre a los españoles el camino de Tánger.
Los marroquíes, derrotados y presionados por los británicos que no querían un avance español por la costa, firmaron el Tratado de paz de Tetuán, el 26 de abril de 1860. España obtuvo la ampliación de Ceuta e Ifni. Por su parte, Marruecos se comprometió a pagar una multa de 400 millones de reales, pero no a cambiar la situación política del Imperio marroquí ni el statu quo de la zona del Estrecho de Gibraltar.
La llamada Guerra de África fue una expedición militar llevada a cabo victoriosamente. Se convirtió en una guerra de prestigio nacional a través de la que O'Donnell buscó unir a los partidos políticos y a los españoles en el sentido patriótico, cosa que consiguió. La conquista de Tetuán originó un sentimiento en el que se mezclaba la nación, la cruzada contra el infiel y la exaltación del ejército. Los niños de los colegios eran inducidos a redactar poesías rimadas en las que Isabel II aparecía como heredera de Isabel la Católica. En ese clima, se presentó al unionismo no como el punto de partida para un determinado proyecto político, sino como la culminación de un proceso histórico. El impacto en la población española fue grande durante años.