Comentario
El protagonismo de España en la Historia Universal ha sido relativamente escaso a lo largo de todo el siglo XX. Solamente en una ocasión, durante la guerra civil de 1936 a 1939, España se convirtió en el eje de las preocupaciones mundiales por haberse convertido en el campo de batalla de Europa. Los españoles fueron sujetos pacientes de las tensiones del mundo, además de protagonistas muy poco ejemplares de las mismas. Si ha existido otra ocasión en que a España le correspondió un protagonismo mundial ésta es sin duda la transición hacia la democracia. Los historiadores son amantes de las catástrofes, por lo que no es extraño que la guerra civil haya despertado mayores ríos de tinta que un acontecimiento que, en suma, concluyó bien.
La transición española se produjo en un momento en que era menos patente ese proceso de expansión de la democracia que luego los acontecimientos vendrían a confirmar. No existían modelos próximos que parecieran hacer posible el proceso sin una derrota externa. Sin embargo, el resultado fue positivo y resultó tan inesperado que durante algún tiempo despertó el interés en todas las latitudes. La relevancia del caso español ha quedado disminuida por la transformación de los regímenes de la Europa del Este, pero esa misma perspectiva nos permite integrarlo dentro de un fenómeno de carácter universal que pudiera denominarse como de la difusión de la democracia.
Existen muchas formas de enfocar la transición española a la democracia. Hay, por ejemplo, una tendencia a presentar el cambio experimentado en España de una forma que tiene más en cuenta el punto de partida y el punto final que el proceso en sí mismo. Suele ser habitual este planteamiento en sociólogos y científicos que proporcionan el resultado final pero no el proceso mismo ni el modo en que se produjo. Pero, sin negar la validez de este tipo de planteamientos, hay otro tratamiento que es el más propio de un historiador. Se trata de presentar la secuencia cronológica y, dentro de ella, privilegiar los factores que fueron decisivos. En concreto durante la transición, como no podía menos de ser, fue la vida política el factor esencial que constituye el hilo explicativo más importante de estos años.