Época: Mesopotamia
Inicio: Año 2350 A. C.
Fin: Año 2000 D.C.

Antecedente:
Los reyes acadios

(C) Alvaro Cruz García



Comentario

La primera burocracia en el mundo surgió con el nacimiento de los primeros grandes estados que dominaban vastos territorios. Los acadios, que por primera vez impusieron en Mesopotamia la autoridad de un único rey se vieron en la necesidad de delegar los poderes del rey en las distintas ciudades que integraban el Imperio. En cada una de éstas, los asuntos de la administración eran llevados por los gobernantes que habían resultado vencidos, los lugal y ensi locales. Estos funcionaban, en adelante, como gobernadores o representantes a nivel local de la autoridad del rey.
Pero aparte de estos existió una compleja maquinaria burocrática destinada a controlar y sacar provecho de las ciudades y territorios, cuyo dibujo nos queda incompleto al no haberse encontrado archivos o residencias reales.

La etapa neosumeria es significativa en dos aspectos: por un lado, se regresa al antiguo concepto de ciudad-templo; por otro, los reyes de Ur son considerados los únicos lugal legítimos, autotitulándose también reyes de las cuatro regiones. Estos gobernantes pudieron en marcha un complejo aparato burocrático, muy jerarquizado y estructurado. El aparto del Estado se pudo al mano de una especia de primer ministro o sukkal-makh. Al frente de cada provincia había un ensi, con poderes civiles y judiciales, quien debía pagar periódicamente un tributo en especie o bala, generalmente cabezas de ganado. Existía también en cada provincia un jefe militar o shagin; ambos cargos podían ser intercambiables. Otros territorios como Mari, Ebla o Gubla, aunque no controlados directamente, también debían tributar determinados productos.

Los templos, que en muchas cuestiones funcionaban de manera similar a los palacios, tenían también su burocracia, al frente de la cual se encontraban el sanga y el shabra, administrados y prefecto, respectivamente, ambos del mismo rango.

En un segundo nivel en la escala funcionarial se encontraban diversos cargos. Así había inspectores (sukkal), correos (lukasa), contables (sha-dub-da), coperos (sagi), consejeros (abgal), alcaldes (rabianum) o corregidores (khazzanum). Ocasionalmente algunas actividades les eran encomendadas a algunos funcionarios, aunque de manera temporal: comisario (mashkim), vigilante (ugula), heraldo (nimgir).

En la última etapa del imperio de Ur algunos ensi se rebelaron contra el poder central, en especial los de las regiones fronterizas, quienes aprovecharon la presión ejercida por amorreos y elamitas. La disgregación del poder central motivó que muchas localidades se sustrajeran a su poder, con lo que la situación regional volvió a ser la de ciudades-estado.