Época: Arte Español del Siglo XVIII
Inicio: Año 1700
Fin: Año 1800

Antecedente:
Escultura cortesana del siglo XVIII

(C) María Concepción García Gaínza



Comentario

En Pascual de Mena, nacido en 1707 en Villaseca de la Sagra (Toledo), el barroquismo reseñado en Salvador Carmona aparece enfriado por un clasicismo presente ya en las primeras obras y que se justifica por la relación del artista con Felipe de Castro. Su larga vida -muere en 1784- le permitirá asistir al triunfo del Neoclasicismo, tendencia en la que participa plenamente. De formación desconocida, se señala como posible su colaboración en las fuentes de La Granja cerca de los escultores franceses, para entrar finalmente en el colectivo de maestros del obrador del Palacio Real, vinculado al grupo de Felipe de Castro. Escaló altos puestos en la Academia de San Fernando, institución a la que estuvo vinculado desde la Junta Preparatoria. Con motivo de la fundación de esta institución fue nombrado teniente director de Escultura junto a Luis Salvador Carmona y a Roberto Michel; en 1762, director de Escultura, y finalmente director general de la Academia en 1771. La actividad docente desempeñada en la Academia tuvo una gran repercusión en sus discípulos. Su intervención en el programa decorativo del Palacio Real Nuevo no es extensa, pero sí significativa. La estatua de Liuva se relaciona con las de Castro al igual que la de Gesaleico. Estos dos reyes más Doña Urraca y Carlos II, una figura desgarbada y melancólica, fueron hechas para la balaustrada. Mayor mérito tiene la estatua de Moctezuma destinada al piso principal, cuya concepción general y exótico atuendo se ha dicho inspirados en la Alegoría de América de Thierry, de los jardines de La Granja.
La otra faceta de la actividad de Juan Pascual de Mena es la imaginería religiosa en madera, de la que se conserva una amplia producción en la Corte y fuera de ella, todavía mal conocida e insuficientemente datada. La confusión con la obra de su contemporáneo Luis Salvador Carmona es frecuente, a pesar de lo diferente de sus maneras. La de Pascual de Mena vacila entre un rococó academicista depurado de los elementos excesivos del barroquismo y el neoclasicismo declarado. La policromía de colores planos contribuye al efecto clasicista de las esculturas. En 1746 se fechan la Virgen del Patrocinio y el san Juan Bautista para San Fermín de los Navarros de Madrid, ambas desaparecidas en la Guerra Civil de 1936. El Bautista era figura de soberbio porte y cuidada anatomía. Obra excelente y representativa del escultor es Nuestra Señora del Rosario realizada para la cartuja de El Paular, ahora en Rascafría, mencionada por Ceán, que se alza sobre una gran peana de nubes y ángeles risueños y movidos, característicos del hacer del artista. Muy semejante a ésta es la imagen de Nuestra Señora de la Consolación y Correa de la parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza de Madrid. El tipo de Virgen erguida lo ofrece la Virgen de la Merced de la iglesia de Villaseca de la Sagra, su pueblo natal.

El contrato para realizar la escultura para la iglesia de San Nicolás, de Bilbao, le obligó a trasladarse con su taller y su familia a esa ciudad en 1754, con la trascendencia que pudo tener este hecho para la difusión de la escultura cortesana en el País Vasco. Destacan en este importante conjunto de esculturas, de tamaño mayor que el natural, el grupo de la Piedad con un académico estudio en el cuerpo de Cristo; el san Nicolás, de concepción bastante teatral, y el san Lázaro, de caracterizada cabeza, que contrasta con la suave belleza de santa Bárbara y santa Apolonia. Se le atribuye en la iglesia de San Antón, de Bilbao, un espléndido san Antonio, además de otras imágenes (Nicolau). En 1759 se fecha la Inmaculada de la iglesia de San Martín de Torrecilla de Cameros, obra imbuida de elegancia cortesana. También se atribuyen a Pascual de Mena, el titular de la iglesia de San Marcos de Madrid, de imponente porte, cuyo león recuerda al de Felipe de Castro, y las imágenes de san Benito y santa Escolástica, además del grupo de san Eloy de la iglesia de San José, de Madrid, y las delicadas monjas mercedarias -Beata Mariana de Jesús y santa María de Cervelló-, del convento de las Góngoras. También se cree obra del artista el Crucificado de la Buena Muerte de San Jerónimo el Real de Madrid, buen ejemplo de desnudo clasicista.

Con el advenimiento de Carlos III al trono, a Juan Pascual de Mena le va a corresponder hacer en 1764 el busto del rey para la Academia de San Fernando, una de las mejores obras del escultor, ya plenamente neoclásica, equilibrada combinación de realismo con el carácter real del encargo. Se conserva en la Real Academia de San Fernando el modelo para una estatua ecuestre de Felipe V, que presentó el escultor en 1778 al concurso convocado por Carlos III para tal fin. A los últimos años de la actividad de Pascual de Mena corresponde la colaboración con Ventura Rodríguez en dos proyectos, uno de ellos el retablo de San Ildefonso (1778-1779) para la catedral de Toledo, donde ejecutó dos medallas de san Leandro y san Isidoro, más dos ángeles, todo ello en mármol de Carrara. El segundo proyecto es la Fuente de Neptuno en el Paseo del Prado, a la que dio comienzo en 1781. Este es ya un monumento que respira antigüedad y estatismo. Muestra al dios Neptuno desnudo, con un tridente en su mano, sobre un carro formado por una concha de la que tiran dos hipocampos. Esta fuente, en la que triunfa plenamente el Neoclasicismo, fue concluida por los discípulos del escultor a causa de su muerte en 1784.