Comentario
La especialización económica que caracterizaba a las comunidades judías medievales y de la Edad Moderna ha dado paso, en los últimos siglos, a una gran diversidad. Si bien en algunos lugares la fuerza de la tradición y la propia dinámica de las comunidades ha hecho que las actividades económicas tradicionales sigan siendo el comercio, la banca y la industria, en el mundo judío actual pueden encontrarse representada todas las ocupaciones. Encuestas realizadas en Estados Unidos o Gran Bretaña dejan ver que existe en la comunidad judía una movilidad económica ascendente, que implica desde labores de tipo manual hasta trabajos administrativos, burocráticos o actividades liberales. El crecimiento demográfico de la comunidad judía y la renovación generacional acentúan esta tendencia.
La derogación de las restricciones de acceso de los judíos al ejército que regían en muchos países han provocado que ésta sea también una salida profesional. Otro tanto ocurre con la agricultura, vedada tradicionalmente a los judíos y a la que están volviendo, comenzando por colonias experimentales en la Rusia del siglo XIX y continuando por América del Sur y Palestina. En Israel, el desempeño de la agricultura tiene además un cariz marcadamente identitario, pues la dureza de las condiciones agrícolas en algunas zonas es respondida por los colonos con ahínco, esforzándose por obtener la mayor rentabilidad de la Tierra Prometida. País nuevo, formado por oleadas de emigrantes, sus pobladores han ensayado fórmulas de actividad agrícola diversas, desde las cooperativas y establecimientos colectivos, hasta las comunidades tradicionales.
Por otro lado, existen actividades por las que los judíos siempre han tenido una gran atracción, como la medicina, la ciencia, la magistratura o la educación, sectores todos ellos en los que la presencia judía es muy importante. La actividad política, desde la apertura producida en los últimos tiempos, es una ocupación también importante, si bien son pocos los judíos que, salvo en Israel, han alcanzado las más altas cotas del poder. Sin embargo, esta apertura no se ha producido en todos los países. En algunos, fundamentalmente los árabes, las minorías judías están totalmente excluidas también desde el punto de vista económico, cuando no pesa una fuerte limitación sobre sus oportunidades.