Comentario
Durante el verano de 1914, la humanidad se vio envuelta en un conflicto preparado por numerosas opciones políticas aparecidas durante los años inmediatamente anteriores, especialmente desde 1870. Todas aquellas causas se vieron catalizadas actuando en una única dirección después del atentado de los nacionalistas serbios, quienes habían decidido dar muerte al heredero al trono de los Ausburgo. Los automatismos previstos por los tratados de las alianzas hicieron que se precipitaran casi todos los grandes estados europeos en un conflicto más radical que los anteriores.
Los acontecimientos que se produjeron durante los dos primeros años del conflicto son bien conocidos: la guerra comenzó con notables éxitos para Alemania, la cual pretendía plegar en pocos días a Francia y, una vez vencida, dirigir todas sus fuerzas contra Rusia. Para hacer efectivo este plan, el mando militar alemán creyó necesario invadir Bélgica, ya que de Bruselas a París el camino sería más fácil. Aunque al principio (agosto de 1914), el ejército alemán intentó el éxito frente a las fuerzas franco-belga-inglesas, en septiembre, el general en jefe de los franceses, Joffre, no escatimó esfuerzos para atacar con el máximo ímpetu al enemigo en Marne (septiembre de 1914), obligando a las tropas alemanas a abandonar Marne y a atrincherarse detrás de la línea del Aisne. En este momento, en el frente occidental, la guerra de movimientos se transformó en una larga y enervante guerra de trincheras. Al fracasar el intento de ocupar París, el Estado Mayor alemán se propuso llegar a Calais para cortar las comunicaciones entre Inglaterra y Francia.
Durante el segundo año de guerra (1915), el frente occidental permaneció casi siempre inmovilizado, tanto porque los alemanes prefirieron mantenerse a la defensiva, como porque los franceses y los ingleses esperaron a completar la preparación, conscientes de las propias deficiencias de hombres y de materiales. Se produjeron tres graves derrotas para la Alianza (Francia, Rusia e Inglaterra): 1) la derrota de Rusia tanto en la zona oriental de Prusia (febrero), como en Galacia (mayo), como, finalmente, en Polonia (mayo-septiembre), en donde los ejércitos alemanes obligaron a los rusos a realizar una retirada general hasta el golfo de Riga; 2) la derrota de Serbia (octubre-diciembre de 1915); 3) la derrota del estrecho de los Dardanelos (febrero de 1915-enero de 1916).
Es importante recordar que en mayo de 1915, el único éxito que obtuvieron los países de la Alianza fue la intervención de Italia, que actuó en uno de los momentos más difíciles para la Alianza, es decir, la época de la gran derrota rusa, lo que contribuyó a salvar a los aliados de la ruina eminente.
En estas páginas nos ocuparemos, sin embargo, del tercer año de guerra (1916), favorable a la Alianza, y sobre todo de la gigantesca batalla de Verdun.