Comentario

La obra que el lector tiene en sus manos, cuyo título completo es Relación del origen de los indios que habitan esta Nueva España, según sus historias, provocó una de las polémicas más prolongadas y duras de la historiografía.
Su autor, el sacerdote jesuita Juan de Tovar, resumió en ella los escritos de otro religioso novohispano, fray Diego Duran, quien a su vez siguió muy de cerca una historia redactada por un indígena en lengua náhuatl o azteca. Por su parte Tovar envió el Origen de los indios al también jesuita José de Acosta, quien transcribió pasajes íntegros en su conocida Historia natural y moral de las Indias.

A pesar de esta compleja historia, la obra conserva todo el sabor de la tradición indígena. Abiertamente indianista, la obra de Tovar enfoca el dramático enfrentamiento hispano-azteca desde la óptica de los vencidos, criticando sin ambigüedad la postura castellana.

La obra, que refleja la versión oficial de la historia azteca, nos permite observar el concepto que los habitantes tenían de sí mismos; pero también proporciona algunos datos interesantes para descubrir cómo eran en la realidad.

Esta importante historia, fuente vital para el conocimiento del México precortesiano, se conserva en un manuscrito, bautizado con el nombre de Ramírez en honor a su descubridor, junto con los fragmentos de otras dos relaciones no menos importantes.

La segunda, procedente de Tetzcoco, señorío aliado de Tenochtitlan, forma parte de una historia más extensa que presentaba la historia prehispánica de Tetzcoco desde un punto de vista cristiano.

El Origen de los mexicanos, relación anónima atribuida al jesuita mestizo Juan de Tovar (1540?-1626), es una obra que se inspira directamente en un manuscrito azteca desconocido. Su supuesto autor fue prebendado de la Catedral de México, profesor del colegio de San Gregorio y apasionado investigador de las antigüedades indígenas.