Época: Dinastía XII
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Siguientes:
Colonización de El Fayun
La ciudad de Kahun
El Quiosco de Sesostris I en Karnak
Templos de Madamud y Tod
Pirámides de Licht y Hawara
Estatuas faraónicas
Los hicsos
Estatuas femeninas
Estatuas de madera
Nuevos tipos y nuevas modas

(C) Antonio Blanco Freijeiro



Comentario

Con una orden terminante de "no se hable más de los derechos del hombre" (derecho de propiedad, de libertad, de justicia...), la "Doctrina de Amenemhet" (Amón está en la cúspide), redactada a instancias de su hijo Sesostris I, una vez que aquél fue asesinado por una conjura de palacio, ponía fin al Egipto democrático y autonómico que se había impuesto merced a la concepción herakleopolitana del hombre como señor del mundo y, consecuentemente, del rey como funcionario al servicio del mismo. El objetivo de la Dinastía no era otro que restaurar el Estado totalitario del Imperio Antiguo. Y hay que reconocer que lo consiguió, salvo en un aspecto: restablecer el vínculo espiritual existente antaño entre el faraón y el individuo, en virtud del cual éste creía en la divinidad de aquél. Eso no lo consiguió la Dinastía XII -el Imperio Medio, la época que las generaciones posteriores habían de considerar como más clásica y más egipcia que el mismo Imperio Antiguo-: y de ahí su única frustración, bien visible en las expresiones enérgicas, pero adustas y decepcionadas, de los semblantes de los reyes.
Aparte de éste, todos los demás puntos del programa de gobierno fueron alcanzados: orden, tranquilidad, prosperidad material, centralismo, funcionarios en lugar de nobles, poderío militar, ascendiente sobre los países y ciudades del extranjero (Byblos, Ugarit, Palestina), dominio del Sinaí, conquista de Nubia. Como si los dioses quisiesen mostrar su conformidad con el orden imperante, casi todos los faraones tuvieron reinados largos y prósperos, en los que el monarca, una vez alcanzado el umbral de la vejez, asocia al trono al hijo que ha de sucederle y éste asume el mando del ejército y la representatividad del Estado, mientras que el padre se retira a un segundo plano, más honorífico que activo. Esta prosperidad permitirá la realización de un importante programa de obras públicas y urbanísticas, sin renunciar a la construcción de templos, pirámides y estatuas.

Así reinaron Amenemhet I (1991-1961 a. C.), Sesostris I (1971-1925), Amenemhet II (1929-1891), Sesostris II (1896-1877), Sesostris III (1877-1839), Amenemhet III (1839-1791). Con éste alcanza Egipto la cumbre de su poderío; seguidamente, comienza a descender con Amenemhet IV (1791-1781) y su hermana Sebekneferure (1781-1777). Esta da paso a la dinastía XIII, de muchos reyes débiles, puestos y depuestos por los funcionarios, que son quienes realmente detentan el poder.