Época: China
Inicio: Año 1000
Fin: Año 1200

Antecedente:
La época de las Cinco Dinastías y los Diez Estados

(C) Isabel Cervera



Comentario

A pesar de los problemas políticos que rodearon la corte de Kaifeng, la actividad artística reaccionó ante ellos con gran vigor. Fue en esos siglos, del XI al XIII, cuando la pintura tuvo la misma consideración que la poesía, al ser reconocida como la expresión plástica de un poema.
El género pictórico del paisaje, iniciado en épocas anteriores y magnificado con Jing Hao, fue el elegido para expresar cambios y actitudes ante el hecho plástico. Otros géneros como la pintura de personajes, o pájaros y flores alcanzaron su independencia en la dinastía Song. Unos, como el paisaje, fueron medio de expresión para los pintores-letrados, investigando con la pincelada, su textura, el espacio y la búsqueda de atmósfera, mientras que otros, como el de pájaros y flores, estuvo ligado a la Academia y de un modo especial al emperador Huizong. El desarrollo de la pintura de paisaje fue paralelo al cambio de condición social del artista, en una sociedad fuertemente jerarquizada, pasando de la categoría de artesano o pintor profesional a pintor letrado, sentando las bases de la pintura de letrados o wen ren hua.

En este aspecto social de la pintura tuvo un papel relevante la figura del emperador Huizong. Él mismo fue un gran pintor, amante de las artes y coleccionista, y a él se debió la creación de las primeras academias de pintura (dos de caligrafía y una de pintura) ligadas a la corte. Existían antecedentes de esta institución en la Academia de Hanlin (bosque de pinceles) de época Tang, pero nunca habían sido consideradas de rango imperial. Huizong impuso a sus miembros un sistema de exámenes consistente en ilustrar textos poéticos para homologarlos con el resto de los funcionarios. A partir de entonces los pintores letrados gozaron de las prebendas de la clase ilustrada, marcando una clara diferencia con los pintores profesionales sin categoría. Mientras los primeros podían ejercer su actividad libremente -junto a la poesía y caligrafía, al tener su sustento asegurado- los segundos debían limitarse al gusto de sus clientes. Se fraguó así la idea de la pintura como expresión de una cultura espiritual, frente a la obra de especialistas.

No todos los artistas quisieron participar en esta nueva categoría del pintor-letrado, pues las funciones de sus cargos en la corte a menudo les impedía tener la libertad necesaria para su espíritu creador. Por ello, muchos rechazaron los cargos públicos y el sistema de exámenes, alejándose de la corte o alternando breves temporadas en ella.

Li Cheng, Fan Guang, Guo Xi y Mi Fu, pintores de la dinastía Song del Norte, reflejaron las diferentes actitudes del artista en este período.

Li Cheng inició la pintura de los grandes paisajistas continuando la tradición de Jing Hao. La influencia de su pintura marcó profundamente a sus contemporáneos por su poder y fuerza creativa al plasmar, mediante el pincel, la relación del hombre con la naturaleza.

Si los artistas Tang enfatizaron en la idea de mostrar separadamente los elementos con una pincelada meticulosa e individualizada, Li Cheng intentó aprender intuitivamente el conjunto, el orden de las cosas. Para lograrlo comprendió que la apariencia es sólo un telón que nos impide comprender la realidad, de ahí que la técnica del detalle (gongbi) debía ser sustituida por pinceladas y aguadas capaces de crear una atmósfera global. Su pasión por las montañas y los valles le inclinó a vivir entre ellos y hacerlos parte de su espíritu, derivando de ello la explosión de fuerza y vida que se refleja en sus obras y que Mi Fu las clasificó como "pertenecientes a un sueño".

Fan Guan no ocupó ningún cargo oficial, transcurriendo toda su vida en las montañas, libre y solitario. Fue considerado como el maestro de las montañas por la genialidad con que supo captar la esencia de las mismas. La técnica y el espíritu procedían de Li Cheng, al que admiraba profundamente. Tras un primer período de aprendizaje, y después de conocer exactamente lo que él pretendía con su pintura, logró crear un estilo propio. Simplicidad en la composición, ausencia de artificios y un conocimiento exhaustivo de las posibilidades de la tinta y el pincel dotaron a sus obras de un sentimiento natural que sobrecoge al espectador. La única obra que hoy se conserva de Fan Guang. Viajeros en medio de las montañas y corrientes de agua, nos muestra en un espléndido rollo vertical, de más de dos metros de altura, su visión del hombre y la naturaleza. Viajeros reproducidos en minúscula escala se pierden a los ojos del espectador, por la magnitud de la naturaleza representada por las montañas y el agua.

Li Cheng y Fan Guang, a pesar de su técnica y sentido expresivo, fueron superados por la obra y personalidad de Guo Xi. Nacido hacia 1020-25 en la provincia de Henan, ocupó un cargo en la Academia Imperial de Pintura, ejerciendo una gran influencia en los medios académicos. Estudió la obra de Li Cheng, siendo su mejor representante durante la dinastía Song. La intención de Guo Xi con su pintura se puede conocer no sólo a través de sus trabajos artísticos sino también por sus escritos. Hacia el año 1080 publicó un tratado sobre el paisaje "Las instrucciones de un padre", partiendo de las enseñanzas que había recibido de su padre en la niñez.

La obra de Guo Xi se limita al género del paisaje, con el que se sintió vinculado hasta sus últimos extremos. Hizo hincapié en la observación directa de la naturaleza en sus transformaciones de estación a estación o en aquellas debidas a rápidos cambios atmosféricos. Captar el constante fluir de la naturaleza y su incidencia en el espíritu constituyó su único objetivo. Para ello, vivió entre valles y montañas, anotando sus impresiones técnicas y estéticas. La visión global de un paisaje no se contradecía con el gusto por los detalles de ramas y árboles. El espacio y la distancia se sugerían con la colocación de los volúmenes mediante la aplicación de pinceladas envolventes, aumentando la claridad en razón directa a la lejanía del espectador. Guo Xi insistió en su tratado sobre las distancias o perspectivas, así como en el tamaño que debían tener los tres objetos fundamentales: montañas, árboles y figuras humanas: "Si las montañas no son varias docenas de veces más grandes que los árboles, no hay por qué considerarlas grandes. Si los árboles no son varias docenas de veces más grandes que los hombres, no hay por qué considerarlos grandes. El tamaño comparativo de los árboles y los hombres se muestra por la proporción de las hojas de los árboles y las cabezas de los hombres...".

Su obra maestra Comienzos de la primavera (1072) es la única que nos ha llegado de Guo Xi. En ella se estremece el espíritu renovador de la naturaleza que se produce tras el reposo del invierno. Las formas que dan vida a las montañas constatan el movimiento y sentido de transformación, mientras que las aguas invaden pacíficamente los valles donde el hombre disfruta de paseos en barca, formando parte de un universo en mutación. Siguiendo a Li Cheng, la búsqueda de una atmósfera y tono no se limita a la recreación en el detalle, el cual se aprecia tras traspasar el impacto de la primera visión.

Frente a esta actitud de Li Cheng, Fan Guang y Guo Xi, centrada en la investigación del hombre en la naturaleza, alejada de preocupaciones sociales, nos encontramos con la pintura de Academia (yuanhua) y los pintores letrados (wen ren hua). El impulso del emperador Huizong al desarrollo de la pintura quedó patente en dos hechos: la creación de la Academia Imperial y la recuperación de la Colección Imperial, mediante un trabajo de búsqueda y clasificación de obras de arte, en las que se incluían además de la pintura, bronces, cerámicas, jades, metales... Todo ello condujo a un gusto por la recuperación de obras de la antigüedad, un auge de la arqueología y una literatura artística, historicista y critica, de gran valor para la conservación y estudio de las obras de arte. Este afán compilador se extendió más allá de la corte, a familias aristocráticas y a los nuevos comerciantes que pretendieron, mediante la adquisición de obras, elevar su categoría social. Reuniones de poetas, calígrafos y hombres fueron frecuentes tanto en Kaifeng como en Hangzhou. La adquisición de una nueva pieza daba pie a organizar tertulias en las que se discutía sobre su belleza y originalidad, y a las que se dedicaban poemas y bellas caligrafías. Estas escenas de hedonismo y creación fueron representadas por pintores de academia, clasificadas en el género de pintura de personajes, destacando como pintor el emperador Huizong. Pero, sin duda, el género pájaros y flores fue el más potenciado desde la Academia. Desde los comienzos de la pintura, este género junto a todo tipo de animales, había sido empleado para decorar o ambientar escenas y personajes. Ya hemos conocido la obra de Han Gan, famoso por sus pinturas de caballos.

En su afán compilador el emperador ordenó la elaboración de álbumes que recogieran la gran riqueza botánica y zoológica de su imperio, exigiendo para su representación una absoluta fidelidad a la apariencia real. Para estas pinturas se eligió, sobre los rollos horizontales y verticales, un formato más pequeño, de hoja de álbum. Estas pinturas realizadas en seda y con tintas de color reproducían exactamente los temas demandados. Fuera de clasificar estas obras con un sentido academicista peyorativo, hay que señalar que los pintores fueron capaces de dotarlas de un gran sentido de la elegancia y simplicidad tal y como surgen en la naturaleza. Los temas se elegían por su significación simbólica y por su belleza, intentando transmitir su atmósfera al igual que lo hace un paisaje.

La obra de Huizong, Periquito a cinco colores, está pintada con una gran riqueza cromática, llena de frescura y delicadeza, sin olvidar la precisión de un estudio al natural. Junto a Huizong destacaron en este género pictórico de pájaros y flores: Cui Bo, Yi Yuanji, Mao Yi, y gran número de pintores de academia anónimos que colaboraron en el desarrollo de estas pinturas.

Por último, en este breve recorrido por la pintura de los Song del Norte, reseñaremos la pintura de letrados destacando a los artistas más representativos. Esta nueva categoría social de pintores, próxima a los poetas, se vio favorecida por el apoyo que desde los círculos literarios se les prestó. El poeta Su Shi (1037-1101), de gran prestigio, fue el primero en señalar que el pintor letrado era esencialmente un poeta, tomando como antecedente el caso de Wang Wei, poeta y pintor de la dinastía Tang. Abogó por una formación intelectual del artista, que no siempre debía ceñirse a la academia como se demostró en épocas posteriores. Además no hay que olvidar que un poeta era al mismo tiempo un calígrafo y la pintura procedía de la caligrafía, uniéndose poesía, caligrafía y pintura con el pincel y la tinta.

El pintor Mi Fu (1051-1107), contemporáneo de Huizong, fue junto a su hijo Mi Yuren, el gran maestro iniciador de la pintura de letrados. Mi Fu, conocido también como Mi Fei, fue desde muy joven un estudioso y conocedor, alternando y admirando poetas de la talla de Su Tong Po y Su Shih. Su fama se debió más a su caligrafía y sus escritos que a su pintura. Ocupó diversos cargos en la corte, siendo muy admirado en todos los círculos. En su obra "Historia de la pintura" hace un recorrido histórico sobre los artistas más relevantes de épocas anteriores, acompañados de juicios y apreciaciones sobre sus obras. En ella insiste sobre la necesidad del método basado en la copia de grandes artistas hasta alcanzar un estilo propio. Este debe plasmar la visión intrínseca de la naturaleza, procedente del contacto directo con ella. Para él, la verdad de las cosas se encuentra en la idea que el artista se forma de ellas, y esa idea es la que ha de guiar al pincel con soltura y sabiduría. Método e introspección son los dos pilares de sus obras.

Mi Fu ocupó en diferentes ocasiones puestos en la corte, alternando con largos períodos de solitarios viajes en busca del espíritu de la naturaleza. Su refinada educación y amplios conocimientos le movieron a formar su importante colección, en la que ocuparon un lugar destacado pinturas, cerámicas y tinteros. Mi Fu aportó la categoría intelectual a la pintura iniciando la tradición de los wen ren hua. Asimismo, influyó decisivamente en los pintores de la dinastía Song del Sur (Mu Qi, Xia Gui, Ma Yuan ...), tanto por sus recursos técnicos (eliminación de la línea y el contorno), como por su aproximación a la idea de convertir el acto pictórico en una experiencia espiritual.