Comentario
Antes de que Julio II accediese al solio pontificio e iniciara sus grandes empresas constructivas con las que engrandeció Roma y el enclave vaticano, el modelo de templo cristiano alternaba la planta de cruz latina, como las iglesias basilicales de San Lorenzo y Santo Spirito de Brunelleschi en Florencia, que aún seguían pautas románicas o góticas traducidas al nuevo lenguaje clásico, con los esquemas de plan central, con cubierta resuelta en cúpula, como el mismo Brunelleschi resolvió en edificaciones de menores dimensiones como la Sacristía Vieja de San Lorenzo, la Capilla Pazzi y Santa María de los Angeles, las tres igualmente en Florencia.
Tras Brunelleschi y su éxito asombroso en la gran cúpula del Duomo florentino, la espectacular fórmula de una gran cubierta de media naranja llevó a Alberti a adaptarla sobre templos de cruz latina como en su irrealizado crucero del Templo Malatestiano de Rímini o en San Andrés de Mantua, en la cabecera de la Annunziata de Florencia, alternativamente con la planta de cruz griega con pórtico en el ingreso que dio a San Sebastián de Mantua. Francisco di Giorgio Martini dispuso su iglesia de Santa María de las Gracias de Cortona, de 1484, en cruz latina no muy acusada, con cubierta ochavada sobre el crucero, y el florentino Giuliano de Sangallo coetáneamente adosaba a Santo Spirito la sacristía octogonal que emulaba el prisma ochavado del Baptisterio de Florencia, y entre 1485 y 1492 erigió en Prato, ya decididamente sobre cruz griega, una cúpula brunelleschiana sobre ligero tambor.
La adopción de la planta centrada con cúpula continuó privando cada vez más en las preferencias de los arquitectos de finales del XV, como demuestran los varios diseños conservados de Leonardo da Vinci. Es sabido que éste se ofreció hacia 1482 en carta al duque de Milán Ludovico Sforza para satisfacerle en arquitectura, tanto pública como privada. Cuando se le pidió dictamen un lustro después, confirmó su capacidad para dar varias soluciones a la cúpula de la catedral de Milán (Códice Atlántico) y también para resolver el cimborrio de la catedral de Pavía.
Entre sus numerosos diseños arquitecturales, algunos tan curiosos como la cuádruple escalera para un palacio (Códice B) o tan atrevido como el puente sobre el Bósforo que concibió para el sultán Bayaceto II en 1502, o el proyecto de circulación de calles a dos niveles, con túneles bajo las vías, en que se adelantó en siglos al urbanismo actual, abundan los referentes a templos centrados coronados por cúpulas. Los hay tanto de planta octogonal con ocho ábsides adosados y cubiertas esquifadas, como de cruz griega con cuatro ábsides y torres entre ellos, todo arropando una gran cúpula sobre tambor. Algunos de estos dibujos, pensados para el cimborrio milanés o para el Duomo de Pavía, presentan cercano parecido, y en proporciones también grandiosas, con el futuro proyecto de Bramante para San Pedro del Vaticano y con la bramantesca Consolación de Todi.