Época: Hispania republicana
Inicio: Año 237 A. C.
Fin: Año 30 D.C.

Antecedente:
Hispania en el conflicto la II Guerra Púnica



Comentario

Además de las consecuencias evidentes como resultado de la expulsión de los cartagineses y de pasar Hispania a la dependencia política de Roma así como de todas las comunes a cualquier etapa de enfrentamientos armados (pérdida de vidas humanas, botín de guerra obtenido por el vencedor, etc.), la derrota cartaginesa conllevó otras que también afectaron profundamente a la población de la Península. En primer lugar, todas las comunidades que pasaron a la dependencia de Roma a través de acciones militares quedaron bajo la condición de poblaciones dependientes: habían pasado a ser usufructuarias de los bienes que antes tenían como propios (fincas rústicas o urbanas); el Estado romano, el populus Senatusque, había adquirido la propiedad jurídica de los mismos. Por la explotación de sus antiguas propiedades, las comunidades peregrinas debían ahora pagar un canon bajo la forma de impuestos. Tales comunidades podían seguir organizadas conforme a sus normas tradicionales e incluso conservar sus cultos locales. Ahora bien, habían perdido su autonomía política; en adelante, su destino estaría unido al del Estado romano que podía hacer gravar sobre ellas cualquier impuesto extraordinario que considerase necesario. Sólo aquellas ciudades que ya eran amigas de Roma, Ampurias y Sagunto, mantenían su estatuto anterior de ciudades libres. Ahora bien, incluso éstas podían verse obligadas a contribuciones económicas especiales, y, además, a la aportación de tropas auxiliares para el ejército romano. Unas pocas que colaboraron abiertamente con Roma, como Malaca (Málaga), recibían la categoría de ciudades federadas en un régimen de aparente igualdad con Roma, aunque también obligadas a contribuciones con hombres y con dinero siempre que lo necesitase el Estado romano.
Al finalizar la Guerra en Hispania, Escipión fundó una ciudad a la que llamó Itálica (Santiponce, provincia de Sevilla) destinada a servir de hospital para los heridos durante los últimos enfrentamientos; así se dio el primer paso de lo que sería una ciudad de tipo romano. Pero tendrán que transcurrir aún algunos años para que Roma se decida a intervenir de modo sistemático en las ciudades de Hispania. Para esta fase inicial sirve la frase célebre que atribuye a Roma no sólo el haber respetado a muchos régulos sino el incrementar el poder de algunos, pues la alianza con las oligarquías locales era la forma política de intervención preferida por Roma.