Comentario
La historia política de la Corona de Castilla durante la primera mitad del siglo XV, coincidente con el reinado de Juan II, ofrece una extraordinaria complejidad. La tradicional pugna entre la nobleza y la monarquía se vio acompañada por la presencia en Castilla de los denominados infantes de Aragón, es decir, los hijos de Fernando de Antequera, el Trastámara que se coronó rey de Aragón en 1412. Por su parte el rey de Castilla, Juan II, tuvo un excepcional valedor en Alvaro de Luna, una especie de privado del monarca. No obstante el panorama de fondo era bastante más tranquilizador, pues a la indudable recuperación que se observa en el terreno demográfico y en el mundo agrario se añadió el final del Cisma de la Iglesia.
La temprana muerte de Enrique III dejó como heredero a un niño, Juan II (1406-1454). Hubo de constituirse una regencia, integrada por Catalina, la reina madre, y Fernando, un hermano del monarca fallecido. Fernando fue un personaje de suma importancia en la vida política y social de su tiempo. El ostentaba importantes señoríos, como el de Peñafiel, y su patrimonio se había engrandecido sobremanera al casarse con Leonor de Alburquerque, la "rica hembra". Desde su puesto de regente decidió reanudar la "guerra divinal" contra los granadinos, coronando sus campañas con una sensacional victoria, la conquista de Antequera (1410). De ese hecho deriva el que se le conozca como Fernando de Antequera. Pero su principal éxito lo obtuvo en 1412, cuando fue elegido rey de Aragón por los compromisarios de aquella Corona reunidos en Caspe.
El regente Fernando abandonó Castilla en 1412 pero dejó de tal manera situados a sus hijos que en el futuro parecía imposible gobernar sin contar con ellos. Su primogénito, Alfonso, le sucedió en el trono aragonés en 1416. De los restantes, Enrique era maestre de la orden de Santiago; Sancho, de la de Alcántara y Juan, duque de Peñafiel. Eran los llamados infantes de Aragón. "Con los bienes patrimoniales y con los sucesivamente adquiridos... los infantes eran en conjunto más poderosos en Castilla que el mismo rey", ha señalado E. Benito. Tal era el panorama del reino cuando, en 1419, Juan II fue declarado mayor de edad.