Comentario
Desde el comienzo del reinado de Fernando VII, a partir de 1808 y hasta 1814, podemos distinguir un primer periodo muy rico e intenso en acontecimientos, en el que cabría analizar tres planos diferentes. Por una parte, la Guerra de la Independencia, que estalla como consecuencia de la invasión de la Península por parte de los ejércitos napoleónicos y de la resistencia que inmediatamente oponen todos los españoles. Por otra parte, el desarrollo de la España afrancesada, regida por la nueva Monarquía de José I, impuesta por Napoleón, con sus proyectos, sus reformas y sus dificultades. Por último, las Cortes de Cádiz, ese proceso de profundos cambios legislativos que tiene lugar en la única ciudad abierta que quedó en España, y a la que fueron a reunirse los representantes de la soberanía española para llevar a cabo la más impresionante labor de reforma que hubiera tenido lugar jamás en España y que, en su conjunto, puede considerarse como una auténtica revolución.
La finalización de la Guerra de la Independencia y la vuelta de Fernando VII en 1814, dio lugar a la anulación de todas las reformas y al retorno de la vieja Monarquía absoluta, como si nada hubiese ocurrido desde 1808. Esta primera restauración de Fernando VII como monarca de plena soberanía, se mantendría durante seis años -El sexenio absolutista- hasta el triunfo de los defensores de la Constitución de 1812.
En efecto, en 1820, el triunfo de la Revolución liberal, encabezada por el comandante Riego, abrió un nuevo periodo de tres años -Trienio Constitucional- en el que Fernando VII se vio obligado a acatar la Constitución y a reinar de acuerdo con los principios aprobados durante la reunión de las Cortes de Cádiz.
Finalmente, y gracias a la ayuda que el monarca español recibió por parte de las potencias de la Santa Alianza, materializada por la intervención de un ejército francés comandado por el duque de Angulema, se restauró por segunda vez la Monarquía absoluta en España en 1823. Es la última etapa del reinado de Fernando VII, que se prolongará a lo largo de diez años -La ominosa década- hasta su muerte en 1833.
La muerte de Fernando VII abriría una nueva etapa en la Historia de España Contemporánea en la que, eliminadas definitivamente las trabas que impedían el triunfo de las nuevas ideas, el liberalismo acabaría por imponerse, dando así por cerrado ese proceso de la crisis del Antiguo Régimen.