Época: alta época clásica
Inicio: Año 475 A. C.
Fin: Año 450 D.C.

Antecedente:
Cerámica y megalografía

(C) Pilar León Alonso



Comentario

Del pintor de los Nióbides conocemos, además, cráteras de volutas decoradas con escenas de centauromaquia y amazonomaquia, temas que hacia finales de la primera mitad del siglo V proliferan en la pintura de vasos. Se trata de otra moda llegada a los talleres de cerámica desde los talleres de los grandes maestros de la pintura y, más concretamente, a consecuencia del éxito obtenido por el pintor ateniense Mikón con las Amazonomaquias pintadas para la Estoa Poikile y para el Theseion y con la Centauromaquia. Si Polignoto es el pintor del ethos, Mikón lo es del pathos, es decir, de la emoción. La forma de interpretarla y expresarla se colige a través de representaciones como la de Aquiles y Pentesilea que decora el fondo de una copa de Munich y a cuyo autor conocemos como Pintor de Pentesilea. La grandiosidad del tema y el patetismo ambiental evocan una creación pictórica de altos vuelos, probablemente un fresco, cuya escena principal se selecciona y adapta al fondo de la copa. Aquiles hunde su espada en el pecho de Pentesilea, momento en el que ambos descubren su mutuo amor y se hablan con la mirada, agonizando ya la reina de las Amazonas. La emotividad de la escena ha sido magistralmente expresada tanto por los aspectos extrínsecos de la composición, entre los que destaca la rapidez vertiginosa en la sucesión de acontecimientos -todo en un instante-, como por los extrínsecos, concentrados en un dramático "tête-á-tête", en el que se aproximan los rostros de perfil y se cruzan las miradas.
Un nuevo sentido del movimiento, de la atmósfera y de la tridimensionalidad habían hecho su entrada gracias a la pintura de Mikón, cuyo eco no solamente resuena en la pintura de vasos, sino incluso en creaciones escultóricas tan sonadas como la Centauromaquia del frontón occidental del templo de Zeus en Olimpia.

La década 460-450 representa el tramo final en la ascendencia ininterrumpida hacia la plenitud del arte clásico. En ella florecen artistas de primera fila, y entre ellos, los pintores Mikón, Panainos y Agatarco. De la trascendencia de la obra de Mikón ya hemos dejado constancia. Panainos se supone que era hermano de Fidias, con el que colabora como pintor, y su categoría puede ser deducida de la competencia con Polignoto y Mikón. Agatarco merece comentario aparte.