Época: siglo de Pericles
Inicio: Año 425 A. C.
Fin: Año 420 D.C.

Antecedente:
Los frontones

(C) Pilar León Alonso



Comentario

El frontón occidental está mejor conservado y presenta menos problemas que el oriental. El tema representada es la lucha de Atenea y Poseidón por el dominio del Atica y el momento elegido es aquel en que los contendientes se distancian, tras haber realizado los respectivos prodigios: Atenea hace brotar el olivo que le dará la victoria, y Poseidón un manantial. El grupo central es una composición en forma de V, que responde a un esquema típico de época clásica y que aquí incrementa su dinamismo. Junto a los protagonistas estaban colocados sus carros, aurigas y acompañantes; Hermes junto a Atenea, Anfitrite e Iris junto a Poseidón. Más difíciles de interpretar e identificar son los grupos de figuras sedentes que ocupaban las secciones laterales. En general cabe decir que representan a los daimones, genios y pobladores míticos de la Acrópolis, como Kekrops, Erecteo y sus hijas Herse, Aglauro y Pandrosos.
Las dos figuras más impresionantes y más representativas del estadio evolutivo alcanzado en el frontón occidental son la de Iris y la del río Ilissós. El torso de Iris, visto de cerca y al natural, causa un impacto extraordinario, pues la fuerza arrolladora de la escultura da a entender con claridad que ella es la mensajera de los dioses. La velocidad e intrepidez del movimiento determina que el vestido se le adhiera al cuerpo y que se transparenten las formas anatómicas, por lo que tenemos aquí una de las manifestaciones más preciosas y logradas de la llamada técnica de paños mojados. Junto con Iris merece especial mención la fantástica representación del río Ilissós, desnudo y reclinado en el suelo, a punto de girar sobre sí mismo apoyándose en el brazo izquierdo. Es una creación soberbia que recuerda al Cladeo del frontón occidental de Olimpia, y una interpretación fisiognómica admirable del río. El escultor es el mismo maestro joven, de estilo vigoroso y avanzado que interviene en algunas placas del friso. Se comprende fácilmente la admiración que sentía Canova por esta representación escultórica del Ilissós.

Respecto a los proyectos y modelos realizados para los frontones hay que señalar que concurren en ellos las mismas circunstancias y características que en las metopas y en el friso. Se reconocen, pues, distintas manos; se repiten grupos y esquemas compositivos; existen grados cualitativos entre unas figuras y otras. Por otra parte, el análisis estilístico demuestra que el frontón oriental precedió al occidental.

La relación directa con Fidias es tan difícil de probar como en las metopas y en el friso, pero hay rasgos que la sugieren. Así, la Selene del frontón oriental sigue un esquema comparable con el de una amazona del escudo de la Partenos, pero la medianía de labra no permite atribuir la escultura más que a un colaborador o a alguien de su círculo. El grupo de Afrodita ostenta la misma naturalidad y fuerza expresiva que un grupo de Nióbides del trono del Zeus de Olimpia, pero no podemos concretar más.

En síntesis, la idea que debe prevalecer acerca de la intervención de Fidias en la decoración escultórica del Partenón es que el estilo allí plasmado -el estilo Partenón- lleva la impronta fidíaca, sin que ésta se deje asir de manera concreta. Podemos, por tanto, seguir hablando con motivo de Fidias y el Partenón, con tal de que no abusemos de la capacidad creadora de un artista, por más que éste sea Fidias.