Comentario
Aunque afirmaciones de este tipo son siempre arriesgadas, creo que no es disparatado afirmar que la etapa que va de fines del siglo XIV a inicios del XVI es la más brillante de la escultura europea occidental. Bien sabido que una parte de esa escultura, realizada en Italia por los Jacopo della Quercia, Donatello, etc., pertenece a otro mundo, el del renacimiento, que no se trata aquí. Al margen de Italia, en Francia, Borgoña y los Países Bajos, en el Imperio y Centroeuropa y en la Península trabaja un grupo muy numeroso de importantísimos escultores y otro mucho mayor de artistas de calidad media aceptable.La escultura se ha independizado completamente de la arquitectura, lo que no excluye que siga muchas veces relacionada con ella y que muchos arquitectos sigan siendo escultores, mientras gente con este otro oficio usual se encargue de empresas constructivas importantes. Las grandes portadas que caracterizaron los siglos XII y XIII han ido desapareciendo. No faltan, y aquí y allá se encuentran algunas espléndidas. Pero son opciones entre otras muchas posibilidades. Algunos escultores en un momento dado colaboran en alguna, pero luego la mayor parte de su trabajo se centra en otro tipo de obras. La escultura exenta en piedra ya había tomado carta de naturaleza en las portadas avanzadas del siglo XIII. Sigue existiendo, ubicadas las figuras en lugares diversos o constituyendo imágenes de devoción. Se hace más palpable la realización de esculturas exentas en madera por escultores conocidos, por lo menos a partir del siglo XV, mientras predominaba el anonimato en este tipo de escultura devocional.El sepulcro monumental con abundante labor plástica, por lo tanto a cargo de escultores, llega a un alto nivel en este período. También el retablo sobrepasa el primitivo nivel de retrotábula, de tabla pintada o esculpida situada detrás del altar, para organizarse de modo más complejo. Incluye esculturas de bulto redondo, relieves, grupos, figuras sueltas, etc. También la estatua exenta puede agruparse, componiendo grupos de grandes dimensiones.Los materiales utilizados son casi todos los posibles. En la escultura arquitectónica siguen siendo diversos tipos de piedra, según las posibilidades. En los conjuntos suntuarios sepulcrales, aunque también se recurre a distintas clases de este material, se prefiere el mármol y el alabastro. En escultura exenta suelta, la madera, la piedra o el mármol. En los retablos, la madera y el alabastro, con preferencia. Depende de las diversas tradiciones locales o de la proximidad de canteras apropiadas. En la Península Ibérica, la madera policromada es el principal material, tanto en grupos de esculturas exentas, como en retablos, mientras los sepulcros son de piedra o alabastro, y raramente de madera. En Cataluña o Aragón, sin embargo, el alabastro y afines no se usan tan sólo en sepulcros, sino también en retablos. En el Imperio, la madera es igualmente la preferida, salvo en sepulcros. En Francia, por el contrario, es más abundante la piedra. En los Países Bajos, la existencia de una madera de gran calidad la convierte en material preferido. Excepcionalmente, también se fabrican piezas de metal, incluso de grandes dimensiones para sepulcros y grupos.Conjuntos mixtos de pintura y escultura se presentan siempre. Los retablos flamencos, alemanes, algunos de Borgoña, pueden tener un cuerpo central de escultura y cerrarse con laterales pintados. Si bien lo normal es que sean dos personas, pintor y escultor, quienes los llevan a cabo, no dejan de existir artistas que dominan las dos técnicas.Los temas son casi en su totalidad religiosos, si tenemos en cuenta que los sepulcros, pese al retrato del difunto, también lo son. Lo profano se refugia en zonas marginales y aún es dudoso que siempre lo sean. En todo caso, conviene recordar la importancia que ahora alcanzan los coros de madera esculpidos, sobre todo en la zona de las misericordias, donde se encuentran los temas más inesperados.Desde el punto de vista de la forma, la escultura no presenta una evolución tan matizada como la pintura. Se habla ocasionalmente del estilo internacional, porque no se define como en aquélla o en la miniatura. A fines del siglo XIV coexisten varias tendencias. Por una parte, persiste la forma elegante e idealizada cuyo origen está ya en el siglo XIII. En contraste surgen otras ampulosas, monumentales, en un clima de naturalismo que abarca tanto los rostros de los personajes como el retrato del objeto o fragmento menudo. Todo resuelto con excelente oficio. Este nuevo camino antecede al de la pintura flamenca. Pero también la elegancia antigua puede hacerse más amanerada o delicada, la figura se quiebra o se dobla, los rasgos se hacen extremadamente amables. Todo es similar a los estilemas del internacional. A lo largo del XV se impondrá con variantes la segunda corriente. A partir de cierto momento, la voluminosa amplitud de los pliegues se hace más dura, metálica, se quiebra. Los rasgos se endurecen. Las formas llegan del Norte: Flandes o Alemania. A veces, esta última tendencia que sólo se impone en algunas zonas, se ha simplificado, identificada como única vía posible del último gótico.Tanto en piedra, alabastro, etc., como en madera, la escultura se pinta. Es en este último material donde la policromía constituye un complemento de importancia capital. El virtuosismo técnico de algunos artistas crea personajes de un realismo sorprendente. Al añadir el color el efecto se multiplica. También el dorado es importante. No es simplemente el deseo de producir un efecto de riqueza por lo que se doran las obras. Gusta asimismo que brillen y recojan mejor la luz no siempre suficiente.Aunque es relativamente normal, el relieve plantea problemas tridimensionales que resultan difíciles de solucionar, seguramente porque no son prioritarios en la mente del escultor. Predominan completamente en ellos las figuras sobre los elementos ambientales.