Época: América colonial
Inicio: Año 1600
Fin: Año 1800

Antecedente:
La América colonial
Siguientes:
Exaltación de lo americano

(C) 1995-1997 Maria Luisa Laviana Cuetos



Comentario

El primer objetivo cultural de la Corona española en América fue la asimilación de los indios, y ésta fue encomendada a los religiosos, convertidos así en educadores que junto con la doctrina enseñaban instrucción primaria. Los principales destinatarios fueron los miembros de la nobleza indígena, para quienes en el siglo XVI se crearon colegios especiales. Algunos ensayos fueron particularmente interesantes, como el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, fundado en 1536 por el obispo fray Juan de Zumárraga en la ciudad de México, que llegó a tener más mil indígenas como alumnos internos, que aprendían latín y todo cuanto se enseñaba en los colegios aristocráticos de España. De él salieron excelentes latinistas y traductores, que a su vez enseñaron sus lenguas nativas a los misioneros. Pero el colegio fracasó a los pocos años (1560), como fracasó a la larga la política de asimilación cultural de los indios, sobre todo porque cuando un indio se hispanizaba dejaba de ser considerado como indio para entrar en la categoría de mestizo.
En la república de los españoles también fue la Iglesia la institución que asumió las tareas educativas, tanto a nivel primario como secundario e incluso universitario. La enseñanza primaria solía impartirse en los mismos conventos, aunque en algunas ciudades se crearon escuelas privadas con autorización de los cabildos. Pero es curioso comprobar que en el siglo XVI en muchos lugares no existían escuelas de primeras letras para niños españoles, que recibían esta enseñanza en sus casas o debían acudir a las escuelas para indios, como ocurría en el colegio del Cercado de Lima, dirigido por los jesuitas. La enseñanza secundaria se realizaba en colegios de las órdenes religiosas, que atendían exclusivamente a los niños españoles y criollos, como el Colegio de San Pedro y San Pablo, en México, y el Convictorio de San Carlos en Lima.

Las Universidades fueron también establecidas por iniciativa de las órdenes religiosas. En 1538 el Colegio de Santo Domingo, en la isla Española, recibió autorización para denominarse Universidad de Santo Tomás de Aquino, siendo así la primera universidad establecida en América. Siguieron las de San Marcos de Lima y México, ambas en 1551, y otras muchas, como San Carlos Borromeo en Guatemala, San Francisco Javier en Bogotá, etc. Hasta 32 universidades llegaron a fundarse, de manera que prácticamente cada ciudad importante contó con una, o más de una, como en Quito, que llegó a tener tres universidades, cada una de una orden religiosa. Las universidades indianas se fundaron según los modelos de otras españolas como Salamanca, y en menor medida Alcalá de Henares y Valladolid, tenían planes de estudios estandarizados y solían contar con facultades de Teología, Artes, Filosofía, Cánones o Derecho Canónico, Leyes o Derecho Civil y Medicina, impartiendo los grados de bachiller, licenciado y doctor o maestro.

Pero la mayoría de las universidades sólo impartían clases de teología y derecho, materias que dominaban ampliamente en todas: en 1793 la Universidad de México tenía 12 profesores de medicina, 172 de derecho y 124 de teología. Había dos tipos de universidades: las generales, oficiales o mayores, que dependían del real patronato, y las particulares, privadas o menores, pertenecientes a alguna orden religiosa, en las que sólo se estudiaba el primer nivel de las carreras y los alumnos debían hacer una reválida ante un tribunal designado por el rector de la Universidad general. En teoría los indios nobles podían matricularse en la Universidad, pero no así los demás indios ni los mestizos ni miembros de ninguna otra casta. En general los alumnos solían ser únicamente criollos.

Otro instrumento cultural fue la importación de libros -muy extendida e incluso favorecida por la Corona, que los eximió del pago de impuestos- y el temprano establecimiento de imprentas, en este caso concebida también como un complemento a la evangelización, para editar catecismos y libros religiosos. Su implantación se debió a la iniciativa del obispo Zumárraga y el virrey Mendoza, que en 1533 apoyan la instalación en México del primer taller de imprimir. En 1539 se establece en México el editor Juan Pablos, dependiente de la famosa editorial sevillana de Juan Cromberger. En 1583 se funda la primera imprenta en Lima y en el XVII se van introduciendo en otras ciudades. La mayor parte de los libros editados en Indias se destinaban a la evangelización y solían ser de religión y catecismos en lenguas indígenas, pero también se publicaron algunas obras sobre medicina, leyes, tecnología minera y hasta poesía. De todas formas, la cultura de los españoles y criollos dependía de los libros importados de España.