Época: Descubrimiento
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Siguientes:
CONQUISTA Y DESCUBRIMIENTO DEL NUEVO REINO DE GRANADA
Capítulo Primero
CapÍtulo II
CapÍtulo III
CapÍtulo IV
CapÍtulo V
CapÍtulo VI
CapÍtulo VII
CapÍtulo VIII
CapÍtulo IX
CapÍtulo X
CapÍtulo XI
CapÍtulo XII
CapÍtulo XIII
CapÍtulo XIV
CapÍtulo XV
CapÍtulo XVI
CapÍtulo XVII
CapÍtulo XVIII
CapÍtulo XIX
CapÍtulo XX
CapÍtulo XXI
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN a Conquista y descubrimiento del Nuevo Reino de Granada
El autor
Las mujeres
La obra: Manuscritos y ediciones
Razón del título El carnero
Fuentes
Estilo y lenguaje
La intención moralizadora
Razones de la Dedicatoria y del libro
Claroscuro del Barroco
Sobre el amerindio
¿Precursor de la Independencia?
Conclusión de urgencia




Comentario

El Carnero -título puesto, quizá, tiempo después de redactada la obra- es uno de los libros más curiosos y raros de la literatura americana del primer tercio del siglo XVII. No se trata, en efecto, de una crónica historiográfica o relato documentado y absolutamente verídico de los acontecimientos que narra el autor Juan Rodríguez Freyle, pero tampoco es una obra de pura imaginación. Hay en su texto una clara intención de dar a conocer la sucesión histórica de lo acontecido antes de la llegada de los españoles al territorio de lo que estos llamaron Nuevo Reino de Granada y de los avalares de la conquista.
Si en estos temas el autor de la obra es poco fiable, es, en cambio, digno de crédito en lo relativo a los sucesos de su tiempo; es decir, a lo que él presenció o le fue comunicado por testigos presenciales de los hechos que relata. Pero, además, el libro, escrito en estilo sencillo, presenta un cuadro variopinto de la vida social neogranadina, en el que destaca el claroscuro propio de la época barroca, con relatos de amores ligeros y lujuriosos, soldados pícaros, brujas y funcionarios corruptos, junto con reflexiones moralizantes en que se advierte al lector de las desgraciadas consecuencias que acarrean inevitablemente las malas acciones. En este sentido, El Carnero refleja cierto parentesco con la novela picaresca, en la que también constantemente se recuerda que los hechos narrados se cuentan para mostrar aquello que no debe imitarse. La obra, en fin, constituye uno de los primeros ejemplos americanos de un libro de relatos cortos o cuentos o historietas, como lo bautiza cierto autor, muy amenos e ilustrativos de la sociedad bogotana en el primer tercio del siglo XVII.