Comentario
El año 711 los musulmanes se apoderan del reino visigodo y convierten Hispania en una parte más del Imperio creado por Mahoma cien años antes. En el Norte de la Península, los pueblos poco romanizados que se habían opuesto a Roma y a Toledo, en colaboración con algunos visigodos, mantienen su oposición al nuevo poder islámico, desde Asturias hasta Pamplona y Aragón; más al Este, en lo que hoy es Cataluña, los carolingios ocupan las viejas tierras visigodas y crean condados que, con el tiempo, se independizan de Aquisgrán, bajo la dirección del conde de Barcelona.A la unidad islámica se oponen pequeños grupos divididos prácticamente en tantos núcleos políticos como valles geográficos pero unidos por la religión, que enlaza a estas zonas con Europa del mismo modo que el Islam vincula al-Andalus con el mundo africano y oriental. En los años ochenta del siglo XIII, del mundo unificado por emires y califas, por almorávides y almohades, sólo subsiste el reino de Granada, tributario de Castilla. La España dividida del siglo VIII se ha organizado, no sin dificultades y tensiones, en reinos claramente vinculados a Europa: Navarra, Portugal, y las Coronas de Castilla y de Aragón, formadas por una serie de territorios poco diferenciados jurídicamente en el primer caso (Castilla, León, Galicia, Toledo, Sevilla, Córdoba, Jaén...) y claramente distintos en el segundo (Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca).El Islam prácticamente ha desaparecido de la Península, pero a través de él Europa entra en contacto con el mundo cultural griego que los árabes de Oriente han sabido conservar y completar con las aportaciones de la India y de China y que se pone al alcance de los europeos gracias a la labor de los traductores musulmanes, cristianos y judíos reunidos en la antigua capital visigoda, en Toledo, que recupera desde la cultura el prestigio perdido políticamente el año 711.